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Joaquín Pixán

En torno a “Madre Asturias”

García Abril puso música a canciones asturianas en un disco para la historia

“Madre Asturias” puede ser una exclamación, un icono de la nostalgia de la emigración y muchas más cosas. En este caso, se trata de un ciclo de canciones que simbolizan las realidades de una Asturias que se ha ido conformando a través de los siglos. Describe también la Asturias de hoy, reflejada en este ramillete de canciones del poeta José León Delestal y el compositor Antón García Abril que, tomando como base el acervo popular, han elaborado una obra que, a mi modo de ver, entronca felizmente con el conjunto temático de canciones más importante que se ha escrito en los últimos años en España. Tal vez, el más importante si nos atenemos a la música asturiana.

En torno a “Madre Asturias”

Permítanme retrotraerme al origen del proyecto, aún a riesgo de incurrir en cierta autocomplacencia. Allá por el año 83, andaba yo en busca de un espacio artístico propio (siempre he creído que ese lugar existe, incluso más de uno, y se descubre a poco que lo busquemos) y por aquel entonces creía, como el tiempo me ha confirmado, que Asturias, y yo también, en mayor medida, necesitábamos banderas musicales que nos proyectasen fuera de nuestras fronteras, atendiendo a ese espíritu emigratorio del español, tan acentuado en los nacidos en esta tierra: Asturias.

Un proyecto símbolo: Con este propósito, pensé en la conveniencia de promover un proyecto musical ejemplificador de nuestro patrimonio lírico y poner a prueba cuánto la música alentada y sentida en Asturias pudiera tener de universal. El resultado no podría obtener mejor reconocimiento que el contenido en aquellas palabras del maestro García Abril, en el año 84, con motivo de la grabación en Londres del ciclo de dichas canciones para voz y orquesta:

“Madre Asturias”, decía el maestro, “supone un nuevo modelo de planteamiento, significa una promoción de la cultura desde la misma sociedad”.

Historia de una osadía: En mi primer contacto con el maestro García Abril –por cierto, en torno a una fabada cómplice–, recuerdo con qué convicción le planteé mi propuesta: “Maestro, quisiera encargarle la creación de un ciclo de canciones asturianas para voz y orquesta y, además, que elija usted la orquesta, el director y dónde lo grabamos”. En aquel momento apareció una leve sonrisa en su rostro, que me alertaba de que mi pretensión era un tanto desmedida. La realidad, a día de hoy, nos demuestra que aquello fue un acierto y que si no hubiera movido aquel esfoutu (atrevimiento, en asturiano occidental), no tendríamos hoy estas canciones que, en todo caso, nos sobrevivirán, incorporadas para siempre a la bibliografía literario-musical de Asturias.

En busca del autor: La grabación tiene otros iconos por los que merece ser recordada. Me refiero ahora al texto, fuente primigenia de inspiración y sugerencia para la música. En busca del adecuado autor, pero bien seguro de la médula literaria que convenía al proyecto, acudí al poeta y escritor asturiano José León Delestal, creador de obras importantes, tanto en nuestro bable como en castellano, y autor de textos memorables en la música asturiana como “La mina y el mar” o “Romance de la mina”, canciones éstas que han sido piedra angular en mi carrera como cantante.

Canto de la nostalgia: El contenido de las nuevas composiciones debería reflejar la nostalgia y la percepción que tenemos los emigrantes de la patria chica, y así se refleja magistralmente en “Madre Asturias”, texto dramático y de expresiva emotividad.

Otro de los temas había de evocar a uno de los emblemas naturales más importantes de nuestra tierra, el “Naranjo de Bulnes”. Por su parte, “El canto del urogallo” denuncia el furtivismo torpe e insensible respecto a la vida y la naturaleza. En “Adiós Xana”, abunda el poeta en el respeto al medio ambiente, y para ello se sirve del mito de la Xana (Ninfa o hada buena), tan presente en la literatura mitológica asturiana.

El resto de las composiciones nos acercan al corazón y al oído un eco lejano: leyenda y melodía prendidas en el viento, de las que los dos autores hacen obra personalísima e intencionada; obra nueva con alma tradicional, como si nos propusieran entender la nueva Asturias desde el eterno corazón de antaño.

Un ciclo entre los mejores: La creación musical de Antón García Abril ha dado una dimensión verdaderamente elevada al proyecto. A los hondos textos del poeta, se corresponden unas composiciones musicales lícitamente hermanadas con los mejores ciclos de nuestra música canora. En todo caso me han servido a mí, como promotor, realizador y, sobre todo, como intérprete de la obra, para poder desarrollar cabalmente mi vocación y mis prestaciones musicales.

Rosa Torres-Pardo: La versión de esta nueva grabación, en nuevo formato, que ahora se ofrece al público, cuenta con la estimadísima aportación artística de Rosa Torres-Pardo, una de las grandes pianistas españolas con proyección internacional, presente en los principales escenarios del mundo y en plena madurez interpretativa, con la que establezco ese confortable diálogo que, en las canciones para voz y piano, los compositores ambicionan. En este caso, el maestro García Abril, lo consigue plenamente.

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