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Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

Inés de Castro vuelve a reinar

La compañía “Nao d’Amores” cierra el ciclo primaveral de Avilés

Inés de Castro murió para ser personaje de tragedia: cae apuñalada víctima de una conspiración política en la corte de Coimbra, en Portugal, en pleno siglo XIV. Le pasó lo que, décadas después, le iba a suceder a los sobrinos de Richard de York, que en su camino hacia la corona de Inglaterra, decidió acabar con los que le antecedían en la sucesión. Lo singular es que a la de Castro, su amado esposo la coronó cadáver. Los sobrinos, sin embargo, quedaron para dar nombre a una de torres del palacio de Londres. William Shakespeare dramatizó la sangre desalmada de Ricardo y Jerónimo Bermúdez, la de Inés. Al menos, la primera vez. Porque también lo hizo Luis Vélez de Guevara, por abreviar.

Bermúdez es un señor renacentista. shakespeariano, isabelino. Es decir, primero fue el español, después el bardo. Los dos escribieron con afán político. La mejor manera de hablar del presente sin que el presente se dé cuenta es acudir al pasado. “Nada es lo mismo, nada / permanece. / Menos / la Historia y la morcilla de mi tierra: / se hacen las dos con sangre, se repiten”. Ya lo dijo Ángel González.

La compañía “Nao d’Amores” resucita a Bermúdez, a la reina, lo hace en castellano sibilante, con clave y viola da gamba... Y, aun así, uno puede alcanzar a sumarse a la tragedia. Ana Zamora, la directora, se encarga de sintetizar dos obras de discurso largo, moroso, político... Reduce la fiesta de muerte y destrucción a 75 minutos y uno sale del teatro Palacio Valdés, que antes de anoche despidió la programación primaveral, con una sensación parecida a haber disfrutado de algo único.

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