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Jesús Sanz Montes

Palabras engañosas, indulto interesado

La posición de la Iglesia ante la excarcelación de los dirigentes independentistas condenados por el 1-O

Los indultos que un gobierno puede estudiar y, eventualmente, conceder, tienen un itinerario que es claro en nuestro ordenamiento jurídico dentro de un Estado de derecho como es España. No se pueden arbitrariamente conceder o negar desde un caprichoso uso y un interesado cálculo que no tiene que ver con las palabras manidas en este festival de una extraña piedad, apelando a sentimientos sagrados y enormemente delicados, para venir a la postre a tapar los verdaderos motivos que se exhiben impudorosamente desde una pretendida magnanimidad.

Es extraño invocar el diálogo con los que no quieren hablar, o tener magnanimidad con quienes la van a usar y tirar, o empeñarse en la reconciliación con los que siguen insidiando con saña y dividiendo sin rubor, o abogar por la tolerancia con quienes no renuncian a la violencia, o apelar a medidas de gracia para beneficio de los que ni las piden ni las merecen por su amenazante actitud de reincidencia.

Desde una óptica cristiana más bien cabría esperar un discurso desde la rica doctrina social de la Iglesia que con logros y fallos hemos ido escribiendo como preciosa aportación serena a la sociedad. También un amor a la verdad que descarta la ambigüedad engañosa.

Se indultan los oscuros derroteros para perpetuarse en unas poltronas desde las que seguir construyendo una pompa llena de la nada que tiene en la mentira su recurrente herramienta política más esmerada. Se indultan los intereses egoístas e insolidarios de quien se aprovecha tan sólo de su propia causa engañando, forzando, manipulando, insidiando y dividiendo. Pero no se indulta la vida del no nacido a cuyo asesinato en el seno de su madre se aspira a que sea un derecho, ni la vida del enfermo o anciano terminal al que se permite acabar con su vida eutanásicamente en lugar de cuidarla con respeto, cariño y consuelo con medidas paliativas y espirituales, ni la educación de nuestros más jóvenes sustrayendo ideológicamente la responsabilidad de sus padres.

Nosotros seguiremos clamando y defendiendo la vida en todos sus tramos, la verdad que nos hace libres, la convivencia plural y pacífica, la comunión fraterna que nos une y complementa, la educación que no manipula.

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