Por primera vez, un buen amigo pasa a formar parte del cuadro de honor de los premios “Princesa de Asturias” y me piden que escriba sobre él. Todo un honor para mí. Ese amigo se llama José Andrés, es empresario y de profesión cocinero, pero a la vez es mucho más que un empresario de éxito y un reputado cocinero.
Es precisamente por eso, por ser cocinero y más que un cocinero, que el jurado del premio de la Concordia ha decidido reconocerle el mérito de cocinar para los muchos, como él mismo dice muchas veces, en los momentos en los que la gente queda sin acceso a la comida y al agua potable.
Y como es más que un cocinero (como lo son todos los chefs que no son capaces de mirar para otro lado cuando la gente tiene hambre) un día en Haití quiso arrimar el hombro ante un terremoto devastador y después, cuando pasó por Puerto Rico el huracán María y, más adelante, con las llamas de los incendios de California, las erupciones de volcanes, más huracanes, más terremotos, guerras, desplazados, explosiones, pandemias… Y en todas esas partes del mundo los primeros en llegar con agua potable, una sopa caliente, una ensalada, un plato de comida para los que lo habían perdido todo, fueron esa legión de cocineros y voluntarios de World Central Kitchen, algo, mucho más, que una organización no gubernamental, que está formada por cocineros y que capitanea uno de Mieres, el chef José Andrés.
