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Tino Pertierra

Solo será un minuto

Tino Pertierra

Las noches de Alba

Alba: “No nací al alba, pero casi. Y mis padres me llamaron así porque decían que les iluminé la vida. Eso me marcó. Iluminar las vidas ajenas cuando aparezcan las sombras. No me simplifiques: soy persona de contrastes. Puedo disfrutar de ‘La naranja mecánica’ y de ‘La vida es bella’. Por igual. Violencia y lágrimas. Ya sabes que los gustos se mueven al vaivén de los días. Un día necesitas desgarros. Y otro, sonrisas en la desesperación. ¿Romántica? Muy en el fondo. Donde se detiene el ancla. No sé, me parece que está demasiado contaminada la idea que tenemos del romanticismo. Me gustan los sentimientos libres. La emoción pura, sin escombros ni intereses trampeados. Si quieres saber por qué me dediqué a la psicología te diré que todo podría proceder de aquel primer día en la guardería. Qué sola, qué vulnerable. Recuerdo aquella niña parada en aquel lugar, con los ojos muy abiertos y húmedos, y aún me conmueve tanto como esos niños a los que atiendo en consulta. Tengo la fortuna de que me gusta hablar, pero, sobre todo, sé escuchar. Cuando era cría me regalaron un radiocasete de esos con un micrófono y me pasaba las horas cantando, haciendo grabaciones de programas de radio con un primo al que quería como un hermano. Cómo le echo de menos. Cuando busco el silencio busco atardeceres en la playa. Me gusta compartir con el mar esos pliegues de soledad que tanto me acompañan. Me relaja. Y no sabes cuánto necesito esos momentos porque llevo una vida muy, muy... ¿Muy? Vertiginosa. Como buena todoterreno que soy me meto en todos los charcos, y cuanto más profundos mejor. Ponme un reto y te lo acepto. Soy adicta a los desafíos. Y al chocolate. No tengo miedo a nada. Bueno, sí: a las polillas nocturnas y a los payasos. Y ahora te dejo. Anochece”.

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