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Paco Abril

Colagero

Las personas que se dedican al arte del collage

Lo confieso, aunque suene raro, soy un colagero. No busquen esta profesión en el diccionario ni en internet, no la encontrarán.

Colagero, colagera, nombre que confío se incorpore algún día al diccionario, es la persona que se dedica al arte del collage, como el pintor se dedica al arte de la pintura. Collage sí figura en los diccionarios. Lo definen como procedimiento artístico consistente en pegar sobre una cartulina, un lienzo o una tabla distintos materiales, especialmente recortes de papel. El nombre viene de la palabra francesa coller, que significa pegar.

Grandes artistas que, como Picasso y Marcel Duchamp, se encontraban a partir de 1912 en la vanguardia del arte utilizaron esta técnica: los futuristas, los cubistas, los dadaístas, los surrealistas, los socialistas, los comunistas y los capitalistas fueron entusiastas colageros. Bueno, los tres últimos quizá no, aunque a veces me inclino a pensar que sí, dada la gran cantidad de ideas que mezclaron y pegaron bajo las siglas que defendían.

El nuevo verbo colagear, según definición de cosecha propia, significaría representar algo, figurativo o no, mediante papeles cortados y pegados en una superficie cualquiera. Un collage también fue lo que perpetró Víctor Frankenstein al crear a su criatura juntando trozos diversos de humanos y de animales.

Aclarado esto, llevo gran parte de mi vida cortando y pegando papeles; papeles desempeñados –esto es, vividos– y papeles transformados en representaciones plásticas.

En cuanto a los papeles desempeñados, los más importantes serían los de haber sido hijo, esposo, padre, lector, bibliotecario, escritor, indagador, articulista, pensador, autodidacta, cuentacuentos, director de actividades educativas, realizador de labores domésticas, profesor, crítico, colagero y, sobre todo, aprendiz siempre.

De cada uno de esos desempeños podría extenderme hablando largo y tendido, pero el arte de la prudencia, que tanto desearía alcanzar, me aconseja no cansar. También podría disertar con amplitud sobre despeños, pero prefiero siempre hablar de lo conseguido más que de lo fallido. De lo fallido solo me interesa lo aprendido.

Casi toda mi vida recorté y pegué papeles que condensaban historias, pero, igual que me pasó con lo que escribía, durante mucho tiempo lo hice solo para mí. No se me pasaba por la cabeza que aquello que redactaba en un cuaderno secreto o plasmaba en cartulinas pudiera tener algún valor, ni mucho menos que sirviera para ser mostrado en público.

“Salí del armario” convertido en colagero, alentado por Ana, mi mujer, después de mi jubilación, es decir, en ese momento en el que algunas personas me aconsejaban dedicarme a mirar obras en construcción o ir a ver las ballenas. No pude entretenerme con esa ocupación de los jubiletas por culpa de la mal llamada crisis y del progresivo exterminio de los mayores mamíferos del mundo, pues ya no se iniciaban obras que ponerse a mirar ni aparecían ballenas a la vista a las que admirar.

Me fascina todo lo que se puede hacer con papel, desde libros que contienen palabras escritas formando cuentos, novelas, poesías o ensayos, hasta auténticas obras maestras creadas con sus trozos cortados o rasgados con habilidad y creatividad. Sin olvidar periódicos, revistas, bolsas o plegados imposibles. Me entusiasma el papel en todas sus manifestaciones. Lo he usado para componer libros como el que titulé, precisamente, “Alma de papel”, que escribí e ilustré con collages, igual que hice con “Mitos de Asturias”.

Y me he arriesgado a mostrarlos en Gijón, Avilés, Alcalá de Henares, Lucena o Rivas-Vaciamadrid.

No quiero olvidar, como decía el escritor francés Jean Giono, que “nuestra única meta es vivir... Los días son frutos y nuestro papel es comerlos”. Y comer esos frutos, añado, envueltos en esos papeles que, llenos de letras o de ilustraciones, nos hacen vivir más vidas.

Nota: Durante los meses de julio y agosto podrán verse en Félix, Marcos y Molduras, en Gijón, las series de collages que he titulado “Lectoras con alma de papel” y “Flipeces”.

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