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Tino Pertierra

Solo será un minuto

Tino Pertierra

El sueño de los dioses

Amparo: “A menudo sueño con gente que no existe. Como lo oyes. Supongo que no soy la única que juega a ser Dios en su subconsciente. Personas que nunca vi se vuelven reales mientras duermo. Reales incluso cuando hacen cosas milagrosas, como volar o pasar de un continente a otro en un segundo o cambiar de cara, incluso de sexo. En fin, qué te voy a contar sobre los sueños que no sepas. Me visitan cuando pierdo la consciencia seres que no tienen vida propia. Existen porque yo existo, y no porque yo lo decida, qué más quisiera yo que poder guionizar lo que me pasa cuando duermo. Yo los crío y ellos se juntan. Los que son una especie de criatura de Frankenstein no cuentan. Es decir, si tengo una aventura de cualquier tipo con alguien que tiene la cara de mi jefe, el cuerpo de mi padre y la voz de mi profesor de Latín, no vale. Hay una realidad paralela en la que tienen un sentido común. Yo me refiero a las personas que no se parecen en nada a nadie que haya pasado por mi vida, y que haya dejado un recuerdo, por nimio que sea. Esto me lleva a la duda que quería plantear desde el principio, y que no tiene nada de original (la originalidad no existe, como sabes, y quien la busca pierde el tiempo). ¿Y si somos también personas que solo existen en el sueño de otros? Peor aún, ¿y si somos criaturas irreales que alguien programó desde una inteligencia suprema en una dimensión que no conocemos, ni quisiéramos conocer? Tal vez, entonces, esto que te estoy contando no sería fruto de mi mente sino de los algoritmos que alguien (o algo) suma por diversión, o vete tú a saber por qué. En mi caso, y como mis sueños son caóticos y delirantes a más no poder, sin excepción, está claro que habría sido creada por un ente o una mente que perdió el control. O que se ríe de mí”.

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