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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Intolerable agresión

El gijonés agredido por varios menores días atrás cuando circulaba en moto por la ciudad es un hombre culto, ilustrado, memorioso y, además de todo eso, ingenioso y divertido. Lo conozco bien y es una suerte tenerle incluido desde hace años en la nómina no demasiado extensa de los buenos amigos. Ciertamente se trata de una persona de orden, empleado público vinculado al ejercicio del Derecho, de ideología conservadora, de gustos marciales pero de ninguna manera se le puede tachar de radical. De talante moderado, dialogante y conciliador, cultiva amistades de derechas y de izquierdas. Y pese a haber militado en un partido político –sin excesivo entusiasmo, por cierto– no se le reconoce afán por hacerse notar en público. Unos niñatos le llamaron fascista no por llevar una bandera de España en su motocicleta, sino por portar en el manillar una delgada cinta roja y amarilla en la que se puede leer el lema “Virgen de Covadonga, protégeme”. Ese símbolo fue la excusa de los mozalbetes para llamarlo “fascista”, vocablo cuya etimología y significado los imberbes agresores desconocen, aunque ese desconocimiento no es privativo de la edad temprana, pues se ha puesto de moda tildar de fascista a todo aquel que no comulga con la supuesta superioridad moral de la izquierda.

Sucesos como este, inexplicables y sin sentido pero absolutamente rechazables, ocurren cuando una sociedad se ha polarizado al extremo y no se tolera la diferencia ni se soporta la disidencia. Se ha proscrito la equidistancia, sacrificada en el ara por los intolerantes de uno y otro extremo, a cual más ventajista, que no dudan en atizar de palabra la yesca de la violencia. Ningún partido –y alguno ya lo ha intentado– debería tratar de instrumentalizar con fines políticos esta lamentable agresión, que pudo acabar en tragedia si no es por la robustez del casco del motociclista, al que patearon con saña la cabeza.

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