Cuando las bacterias mueren se abren y liberan su ADN; otras bacterias vivas pueden entonces atraparlo e incorporarlo a su cuerpo. Si la bacteria muerta tenía resistencia a los antibióticos, la bacteria que atrapó el ADN de la difunta también desarrolla esa resistencia y la disemina a su propia descendencia. De esta manera, la resistencia se puede propagar rápidamente, tal como lo haría un incendio forestal. Y este un gran problema, causante de numerosas muertes en seres humanos.
Este proceso –mediante el cual las bacterias incorporan en su ADN material genético procedente de otras bacterias– se conoce como transferencia horizontal de genes. Hace varias décadas que los científicos habían postulado esta hipótesis, pero diferentes estudios lo corroboran ahora experimentalmente.
