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Carmen Pérez Novo

Los grandes perjuicios del tabaco en gestantes

Las madres fumadoras causan un sufrimiento fetal crónico

Yo creo que, a estas alturas, todas las personas son conocedoras de que el tabaco perjudica seriamente a la salud. Los expertos consideran que el tabaquismo es la principal causa evitable de enfermedades y muerte. El cáncer y el infarto son solo los efectos más espectaculares y de gravedad más inmediata, pero también pueden producir alteraciones importantes en el aparato respiratorio, circulatorio y digestivo. Tanto es así, que el consumo de tabaco constituye un problema sanitario de primera magnitud y, en la medida en que el fumador afecta con su costumbre a aquellos con los que convive, supone también un problema social. Sin ir más lejos, uno de los más afectados es el feto, porque, sin poder evitarlo, está recibiendo muchas sustancias dañinas. Todas las investigaciones que se han llevado a cabo apuntan a que el consumo de tabaco en las mujeres gestantes ocasiona un aumento en los nacimientos prematuros, un bajo peso en los niños al nacer o un sufrimiento fetal crónico, con las consecuencias negativas que todo ello conlleva.

Por todo esto, la mujer embarazada debe conocer la enorme responsabilidad que tiene con el hijo que está gestando. Si ella fuma, su hijo también lo hace. El humo de tabaco que inhala, llega al pulmón y de ahí pasa a la sangre, alcanzando de esta manera al feto, que se nutre con la sangre que la madre le aporta a través de la placenta.

Por tanto, cualquier momento puede ser bueno para fumar el último cigarrillo. Y aunque el asunto no es fácil, sí puede conseguirse. Lo único que realmente funciona es la decisión absoluta de abandonar el hábito, plantándole cara, y manteniendo la firme decisión de no volver a encender un cigarrillo. De esta forma, poco a poco, se irá recuperando la libertad interior, al ir dejando atrás, y para siempre, a ese mal compañero. Pero, quizás, la mujer gestante tenga una ventaja sobre los otros fumadores y es que su pensamiento no se centra solamente en la propia salud, sino también en la de ese ser que se está desarrollando en su vientre y del que, indiscutiblemente, es la única responsable. Por eso, señoras, señoritas, ¿qué les parece la idea de aprovechar el periodo gestacional para abandonar definitivamente ese hábito nocivo? A la larga, su calidad de vida va a mejorar ostensiblemente y su hijo, sin ninguna duda, eternamente se lo agradecerá.

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