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Carlos Fernández

Policía montada

Un San Mateo festivo con casetas nuevas y agentes llegados de Madrid a caballo

No sé si era la mañana soleada, o la de sidra a las doce, pero Oviedo se salía de guapa. Desde Gascona me metí por la calle El Águila. Saludé como siempre al Rey Alfonso El Casto (que al parecer no era casto sino “esméril”, que no es lo mismo), buen paisano, y vi que ya estaban montando los puestos de San Mateo en la Plaza de la Catedral, Audiencia, todo por ahí para allá.

Homogéneas, correctas, estaban las casetas en las que carbayones y demás basca vamos a enfilarnos tan guapamente. Pero este año va a ser diferente, se ha dado cuartelillo a los hosteleros, lo que está bien, pero en demérito del sistema anterior.

Razones habrá, pero como borrachín mateíno titulado sé dos cosas.

Una: que voy a echar en falta los lugares de siempre; tras tantos años ya formaban parte de mi vida. Tomar un mojito bajo la mirada de Fidel y del Ché, oyendo a Carlos Puebla, a mí me quitaba cuarenta años, o más, depende del número de mojitos. Caer por Pinón Folixa, o por Los Estudiantes, más tranquilos, más al paso, que por cierto nunca supe donde habían estudiado, o animando a los del Real Oviedo enterrándonos en gin-tonics para olvidar lo perra que era la vida, a mí eso me ponía. ¿Que los del Rincón Cubano solo querían pagar las tasas en pesos no convertibles? De belarminos nada, chavales, euros contantes y sonantes. Amigos sí pero la vaquina por lo que val.

Dos: el diseño. Que los viejos puestos fuesen uno de cada madre, grandes pequeños, torcidos, derechos, azules o coloraos, le daba a la zona personalidad. Los nuevos, a ver cómo los rematan, me recuerdan a la Feria de Muestras –sección bisutería–. Nos vamos a enfilar igual, pero más tristes.

No obstante no todo son quejas. También hay una gran idea, brillante diría: van a traer de Madrid un escuadrón de Caballería Montada. Eso sí va a ser una campanada. No sé cómo funcionarán los caballos entre el gentío, con rapacinos, todo eso, pero va a ser total. Cierto que la policía de aquí siempre cubrió perfectamente la papeleta, pero no me comparen la imagen. De acuerdo, los municipales usan unes traces de la Guerra de Las Galaxias, pero la caballería es otra cosa. Al parecer son de la Policía Nacional –no entro en lo que cuesta el traslado, camiones, autobuses, porque imagino que no vendrán cabalgando por los praos–, buena gente, pero les veo el problema del uniforme, ahí fallan. Es soso. Apunto una solución: este año no va a haber el Día de América, por lo que no vendrán las mulatas y mulatos. Bien, con ese dinero podemos traer a la Policía Montada, pero la del Canadá, mucho más vistosa con sus casacas rojas y el sombrero de guardabosques. Aquí estarán en su casa porque también tenemos osos. Y tras el precio de la luz, el sueldo de los diputados, la imposibilidad de acceder al Catastro, los magníficos empleos de nuestros hijos en un mundo lleno de oportunidades, la Variante (que va camino de ser la del Escorial y no la de Pajares), y el peaje del Huerna, también tenemos indios: nosotros.

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