La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Manuel Gutiérrez Claverol

Vulcanismo en La Palma

Argumentos geológicos de lo que acontece en la isla canaria

El domingo 19 de septiembre, al inicio de la tarde, comenzó una intensa y espectacular actividad volcánica en La Palma, concretamente en Cumbre Vieja, en el suroeste de la isla canaria, algo al sur de los municipios de Los Llanos de Aridane y El Paso. Este ámbito está estructurado por un eje eruptivo (“rift zone”) de dirección N-S, siendo la zona más compleja y activa en volcanes de todo el archipiélago, pues allí acontecieron erupciones (por ejemplo, en los años 1430, 1585, 1646, 1677 y 1949), la última en 1971. En efecto, hace ahora 50 años entró en dinamismo el cráter de Teneguía –con una corta duración de unas tres semanas― cuyos ríos de lava vertieron, en casi su totalidad, al mar lo que aumentó las dimensiones insulares, obligando a la evacuación de los barcos de pesca atracados en las inmediaciones.

Como es habitual en los procesos efusivos, éstos vienen precedidos de movimientos sísmicos que, de alguna manera, alertan sobre el suceso eruptivo que va a ocurrir, en este caso anunciado por un enjambre de unos 7.000 temblores acaecidos durante la semana precedente. Iniciaron con hipocentros situados a 20 kilómetros de profundidad y paulatinamente fueron ascendiendo, acercándose a la superficie (pasando a 5 kilómetros y los últimos a tan solo unos cientos de metros), hasta que por fin se produjo el episodio telúrico: una gran explosión a la que siguió una enorme columna de gas y expulsión de fragmentos sólidos de basalto (piroclastos). Además, los científicos habían detectado un abombamiento previo del terreno, de unos 15 centímetros, consecuencia de la presión ejercida por el magma (se calcula un reservorio del orden de once millones de metros cúbicos) hacia el exterior.

El ascenso magmático provocó al comienzo que fluyese la lava por dos bocas diferentes, pero en este momento ya son nueve. La emisión presenta características del tipo fisural (las coladas surgen por fisuras abiertas debidas a la propulsión del magma y llegan a alcanzar frentes de hasta 12 m de altura) y estromboliana (o sea, caracterizada por ser explosiva, por la burbuja de gases liberados, con intervalos de calma). La roca fluida sale a la elevadísima temperatura de 1.075 º C y avanza hacia el mar a unos 700 metros por hora, arrasando todo lo que encuentra a su paso; la columna de piroclastos o tefras, compuesta por lapilli (pequeños fragmentos milimétricos) y especialmente de cenizas, llegó a alcanzar una altura de medio kilómetro. Los materiales emitidos en otras coladas anteriores fueron basaltos alcalinos, basanitas, traquibasaltos y tefritas.

Las islas Canarias están emplazadas en la denominada placa Africana –abarca la mitad oriental del Atlántico y gran proporción del continente africano― y limita por el oeste con la Sudamericana, de la que se separa unos 5 centímetros al año, lo que quiere decir que el archipiélago está alejado de las zonas tectónicas de subducción que son las más propicias para esta tipología de eventos geológicos.

Entonces ¿por qué hay vulcanismo en el archipiélago? Las Canarias están situadas sobre corteza antigua de tipo oceánico y el magmatismo que presentan proviene de la fusión parcial del manto astenosférico que se supone a una profundidad de veintitantos kilómetros. Se trata de lo que se conoce como “punto caliente” (“hot spot” en inglés), una anomalía puntual en el manto terrestre a partir del cual ascienden por convección rocas fundidas, formando penachos o plumas (como las que estamos viendo en La Palma). Dado que esta singularidad térmica permanece en una situación fija, es el movimiento de la placa tectónica donde está ubicada –en el caso de Canarias el desplazamiento es hacia el este― el que hace que emerjan sucesivas ínsulas más o menos alineadas, cuyo trazado dibuja grosso modo la trayectoria de la placa geodinámica. Las dataciones radiométricas efectuadas en las lavas arcaicas demuestran que la antigüedad de las islas disminuye de este a oeste: Lanzarote y Fuerteventura (con 20,6 millones de años), seguidas por Gran Canaria (14,5), Tenerife (11,9), La Gomera (9,4), La Palma (1,77) y El Hierro (1,12), hecho éste que se repite de forma similar en la Cadena Hawaiana del Pacífico, con las islas más antiguas en el noroeste decreciendo la edad en las del sureste.

El hecho de que La Palma y El Hierro sean las más jóvenes del archipiélago justifica que preferentemente se concentre en ellas la actividad sismo-volcánica, en El Hierro en 2011, con cinco meses de duración en la zona submarina, y en La Palma en la actualidad.

Compartir el artículo

stats