Los ministros temen una mala valoración personal en los barómetros del CIS, pero les aterroriza sobre todo superar en puntuación al presidente del Gobierno. Por ejemplo, Rato aventajaba sistemáticamente a Aznar, de ahí que no fuera elegido sucesor y que acabara en la cárcel. Es el mercado estadístico, amigo. Pues bien, ha vuelto a suceder. Yolanda Díaz (4,6) supera hoy a Pedro Sánchez (4,5) en la estima que merece a los encuestados.
Díaz es la política más apreciada por los españoles, la más cercana al aprobado a más de un punto de distancia de Casado (3,4). Con el matiz de que las puntuaciones de los políticos están infladas porque el CIS ha colocado la escala de uno a diez, con lo cual el cuatro es en realidad un tres, y así sucesivamente. Por tanto, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Sánchez y Errejón (4,2) son los representantes públicos menos odiados de España. Apeándose de la frialdad de los datos, Yolanda y Pedro componen la pareja del año, diseñada en el cielo y con un año de ventaja para la mujer en edad, otro requisito sentimental contemporáneo. En el último párrafo hay que saltarse la situación vigente, que empuja a Sánchez y Díaz a ser rivales electorales, antes de volver a asociarse en un nuevo Gobierno. Ahora bien, la política-ficción inspirada en hechos reales también contemplaría que presidente y vicepresidenta encabezaran una lista compartida por Madrid, con preeminencia del varón solo por respetar el orden de llegada. La vicepresidenta es el antídoto para Isabel Díaz Ayuso, que luce la espontaneidad de quien siempre acaba de llegar.
En el extremo opuesto, la ministra de Trabajo comunista aparece reconcentrada y tensa. Por encima de cualquier consideración analítica, ha sintonizado con la opinión pública, que en el CIS la coloca prácticamente a la misma distancia de La Moncloa que Casado. Y con punto de partida en el muy odiado Podemos, que tiene más mérito.
