El Presupuesto General del Estado para 2022, el más expansivo de la historia a causa de la multimillonaria aportación de fondos europeos para compensar los devastadores efectos de la pandemia del coronavirus, alcanza un montante total de 458.970 millones de euros, de los que 27.633 procederán de las arcas comunitarias. A Asturias le corresponden 393 millones, cifra que supone una aportación de 388 euros por habitante, por encima de la media nacional, como se ha apresurado a destacar el presidente del Principado, Adrián Barbón. La mejor noticia del avance presupuestario llega con la previsión de 92 millones para la necesaria mejora de la maltrecha red de cercanías ferroviaria. Patronal y sindicatos reprochan, sin embargo, el escaso apoyo a la industria en un momento en que es urgente revitalizar la economía.

Nunca antes el desembolso en las cuentas estatales había sido tan elevado ni las partidas estrella en gasto social e inversiones habían alcanzado semejante cuantía. La aportación extraordinaria de fondos procedentes de la UE –que no computan ni como gasto ni como déficit en las cuentas domésticas– conforma la base de un proyecto presupuestario que acaba de iniciar la tramitación parlamentaria. Podría decirse que Europa paga, pero pondrá condiciones que España se verá obligada a cumplir.

Se le puede reprochar al Presupuesto el ánimo de financiar medidas con trasfondo electoralista, como el bono cultural de 400 euros para los jóvenes que cumplan 18 años en 2022. Donde más se pone de manifiesto, sin embargo, la asunción de criterios partidistas frente al interés general es en el reparto de la inversión por territorios. Para ganar el apoyo de los nacionalistas catalanes se recurre al agravio con Madrid, comunidad que recibirá del Estado la mitad que Cataluña.

Asturias es presa silenciosa de ese acomodo de Pedro Sánchez a los intereses de las autonomías que han prestado su apoyo para mantener en pie al Gobierno. Hace unas semanas, Asturiana de Zinc anunció que pararía su producción en horas punta por el elevado precio de la factura eléctrica. Madrid hizo oídos sordos a ese lamento. Esta misma semana, una amenaza del PNV por el mismo motivo, tras la queja de la siderurgia de Basauri, hizo que el Gobierno reaccionara de inmediato, con el anuncio del retoque del decreto de la luz. Por si quedara alguna duda, el propio Aditya Mittal, consejero delegado de ArcelorMittal, acaba de alertar sobre la dificultad de producir acero en España con tan abultados costes energéticos.

Resulta escandaloso también el desdén estatal hacia la Ópera de Oviedo, cuya subvención se congela un año más y se mantiene en 408.750 euros, la mitad de lo que recibe la otra gran temporada operística del norte peninsular, la de Bilbao, que suma 817.500 euros. El Prerrománico recibe, al fin, una parte del apoyo que merece, pero la ronda norte de la capital sigue en un limbo. El programa presupuestario no es generoso con Gijón, ciudad que paga los frecuentes vaivenes del plan de vías, un proyecto que ha vuelto a la casilla de salida tras decidirse reubicar la estación intermodal en Moreda. Y la partida de 200.000 euros para los accesos a El Musel es cuando menos exigua. En Avilés no se cantan loas a las partidas asignadas, donde hasta el PSOE exige que se licite de una vez la ronda norte, que cuenta con una asignación de 100.000 euros, la misma cantidad que este año y que no fue ejecutada. El Oriente se beneficia de la mejora de la carretera de La Hermida, pero falta atención específica al dramático despoblamiento de las alas.

Tampoco el incremento de las bonificaciones del peaje del Huerna, que pasan de 6,1 millones a 9,2, merece clamoroso aplauso, pues, según avanzaron desde el Ministerio de Transporte, se primará solo a los usuarios habituales de la autopista. Mientras el peaje exista –justamente hoy domingo debería haber concluido su vigencia–, se mantendrá con Asturias un agravio comparativo sangrante que ningún Gobierno se ha decidido a atajar, lo que sí ha ocurrido en otras regiones.

La inversión estatal para el año próximo en Asturias sigue atada a los restos de las grandes intervenciones que se arrastran de los últimos años, de manera que el Principado es la tercera comunidad autónoma donde el peso de los proyectos a iniciar en 2022 con cargo a fondos del Estado es más reducido. Apenas 3,7 millones de los 253,7 destinados a la región corresponden a actuaciones novedosas, un nimio 1,5%. El grueso de la financiación se destina a obras heredadas de ejercicios anteriores.

Esta ausencia de iniciativas estratégicas de cara al futuro inmediato ¿no denotará la ausencia de un proyecto regional para encarar el porvenir con éxito? No se trata de conseguir mayores partidas presupuestarias en una subasta permanente del agravio, sino de disponer de ideas novedosas a las que destinar unos recursos que persigan la prosperidad de Asturias. Prácticamente culminada la variante de Pajares y esbozada la mejora de las cercanías, ¿qué proyectos relevantes abandera hoy el Principado susceptibles de recibir apoyo financiero del Estado? Si la cantidad presupuestada para la región se doblara, ¿cuáles serían las prioridades? Superada la crisis de la pandemia, tras un largo año y medio de penurias y privaciones, el Ejecutivo autonómico tiene pendiente la definición de un modelo claro para afrontar con garantías el retorno a la normalidad. Y el tiempo apremia, porque en estimular la economía y mantener activo el corazón industrial de la región se juega Asturias su futuro.