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El dinamismo económico como prioridad

No sé si el tránsito hacia la “nueva normalidad” nos traerá una “normalidad nueva” que nos permita escapar de “debates rotonda” de los que no acabamos de salir y de gestos y apelaciones simbólicas que nos alejan de lo fundamental. Hacen falta nuevos discursos, porque ahora sobra retórica y falta consistencia, prima lo accesorio y se orilla lo sustancial, hay mucho activismo y poca actividad, estamos más dedicados a restaurar daños que a sentar bases y abundan las actuaciones sueltas sin estrategias detrás.

Son necesarios esos nuevos discursos porque Asturias afronta un momento decisivo que nos puede impulsar o conducir a la irrelevancia; oscila en una pugna entre dos almas, la que se refugia en sí misma y la que sale a la intemperie, la resignada y la audaz, la del declive o de las oportunidades; y mantiene un pulso en el que se juega que nos convirtamos en aldea perdida o global.

Resulta imprescindible, por eso, un debate sereno y riguroso sobre las ideas para encarar en Asturias las profundas transformaciones y tendencias disruptivas que se dibujan en el escenario post pandemia, porque el mundo de mañana ya empezó ayer; para contar con propuestas solventes y reformadoras en temas, entre otros, como la educación, la innovación, la financiación, la equidad, la reforma de la administración, el aprovechamiento de unos fondos europeos que no son para repartir sino para crear, o la digitalización y el fomento del único idioma nuevo que debemos hablar, el computacional. Pero si hay un objetivo primordial, que de ningún modo cabe soslayar, es el del dinamismo económico como absoluta prioridad y el de configurar, de una vez por todas, una verdadera, creíble y eficaz estrategia de crecimiento, empleo y competitividad para nuestra Comunidad.

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