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Manuel Herrero Montoto

Robin Food

Tras el premio “Princesa” a José Andrés y a World Central Kitchen

El esquema es simple. Todos los hombres tienen hambre. Sólo que unos gozan de comida para saciarla, nutrirse y vivir. Y a otros se les niega, no se sacian, no se nutren y mueren. La consecuencia más brutal de la desigualdad creciente entre los hombres es la falta de alimentos. Dice Dios que todos los hombres debemos ser iguales ante sus ojos, que ese es su mandato, y se lamenta de nuestra desobediencia al reconvertir el planeta en dos grandes continentes separados por un gran muro, que diría José Andrés: país de ricos y país de pobres. Además, no olvidemos que los ricos son ricos porque los otros son pobres.

Convive con esta injusticia global un sector que va de bueno. La sección de la bondad oficial, la que alimenta a los pobres testimonialmente, está representada por Naciones Unidas, a través de la FAO (Food and Agriculture Organization). Si alguno de ustedes tiene interés, le aconsejo eche una ojeada al organigrama de la institución. Resumo el listado de altos funcionarios que están al cargo: director general (1), asistentes del director general (2), consejo (4), CORE o Congreso de Racial Igualdad (6), inspector general (1), defensor del pueblo (1), Consejo legal (1), oficina de estrategia (1), oficina de SGDs (1), directores de oficinas regionales (5), secciones estratégicas (27), cooperación logística (5), hay más, pero canso, y recuerde que cada uno tendrá a su cargo secretarios, auxiliares y chófer. En fin, que se nos va una pasta para que estos señores y señoras vivan como dios administrando el pan nuestro de cada día al planeta pobre. Paradojas del mundo moderno. Con este presupuesto en burocracia el bocata de salchichón que le llega a un peque subsahariano rondará los 500 euros.

Sin embargo, hay hombres, superhéroes, verdaderos personajes de Marvel, que administran justicia y fabes allí donde el hambre mata. Nuestro héroe de hoy, emulando al justiciero de los bosques, es Robin Food (Robin Comida). Aunque su verdadero nombre es José Andrés, de profesión buen cocinero y hombre bueno, natural de Mieres (Asturias), amante de las obras de misericordia, sobre todo, la de dar de comer al hambriento, ponerle al alcance de la mano los principios inmediatos que le son de justicia y le permitirán seguir viviendo, y procurando que lleguen con inmediatez, sin demora, al foco de la desesperación y el hambre total. Robin Food lo hace sobrevolando el planeta con una perola de fabada bajo el brazo y aterriza allí donde los desastres naturales o la pobreza in crescendo arrebata al hombre el bocado de la boca. Gracias Robin Food y colegas del World Central Kitchen por alargar la mesa de la comida hasta donde sea menester y rebajar los muros de la irracionalidad, según palabras de José Andrés, y, sobre todo, por enseñarnos que para dar de comer al hambriento sólo hace falta voluntad férrea de dar de comer al hambriento, y que la gente no quiere limosna, también esto es tuyo, sino nuestro respeto. Si hay Dios, que te guarde muchos años, guaje.

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