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Jesús Arango

Oviedo, el gran nodo de las rutas jacobeas

La necesidad de aprovechar el protagonismo de la capital asturiana en el Camino

En la segunda década del siglo IX, bajo el reinado de Alfonso II, se inició en Oviedo una aventura de peregrinación a la tumba del apóstol Santiago que con el paso del tiempo –con ciclos históricos de peregrinación de mayor o menor intensidad– se ha convertido en uno de los mayores operadores globales de movilidad de personas más sostenible ambientalmente. Sin embargo, el protagonismo de Oviedo como origen del Camino ha dejado en un segundo plano un papel fundamental que desarrolla la capital de Asturias en las rutas jacobeas: ser el mayor nodo de interconexión de todo el Camino de Santiago.

Es sabido que los nodos constituyen un elemento crucial en el funcionamiento y operatividad de las redes, y Oviedo es un nodo que concentra el inicio o enlace con cuatro conocidas rutas jacobeas. De esta ciudad parte el Camino Primitivo, que por las tierras del Occidente se despide de Asturias allá por Grandas de Salime; es llegada de la variante del Camino del Norte que parte de Villaviciosa; sale el tramo que se conecta con el Camino del Norte en Avilés y también es final del enlace con el Camino Francés a través del Camino del Salvador, que parte de León. Así pues, de Oviedo llegan y salen cuatro rutas jacobeas que se extienden por todo el litoral y por los valles interiores a través de una red de sendas que se extiende por 540 kilómetros y atraviesa 34 concejos, lo que convierte al Camino de Santiago en un asunto de interés regional y en una cuestión de proyección internacional de Asturias en la medida que por las rutas jacobeas asturianas se dirigen a Compostela romeros que proceden de numerosos países. Por todo ello, los Caminos de Santiago pueden considerarse como la gran ventana para dar a conocer nuestra región en todo el mundo.

Además de las citadas rutas jacobeas, existen otros trayectos que fueron utilizados durante ciertos períodos por los peregrinos para visitar Oviedo. Entre ellos, puede señalarse el Camín Real de la Mesa, la antigua calzada romana que procedía de Astorga, y que aparece citada como ruta utilizada históricamente por peregrinos en la conocida web Vive el Camino. También se puede añadir otro itinerario que con la denominación de Camín Francés entraba en Asturias por el puerto de Las Cerezales, pasando por las brañas somedanas de Los Cuartos y La Pornacal, para después internarse por las tierras altas del concejo de Belmonte de Miranda y descender al valle del Narcea, en donde se conectaba con el Camino Primitivo. Con una acertada promoción, y el reclamo de salir de las aglomeraciones del Camino Francés, que presenta ya elevados niveles de saturación en bastantes tramos, se podrían convertir ambos trayectos en vías alternativas para que los peregrinos visiten Oviedo, transitando por extraordinarios paisajes de montaña.

Dar a conocer el carácter de gran nodo de interconexión de las rutas jacobeas que caracteriza a Oviedo al ofrecer al peregrino distintas alternativas para caminar hacia Compostela, tiene muchas potencialidades que requieren de un análisis más detallado, señalándose aquí sólo unas breves pinceladas sobre algunos aspectos de esta cuestión. Así, frente a la inteligente estrategia de Galicia de captación de peregrinos al promocionar los “últimos 100 kilómetros” de las diferentes rutas jacobeas –que son los que se precisan para obtener la famosa Compostela–, si se parte de Oviedo, peregrinar hasta Santiago suele durar sobre quince días. Así pues, elegir Oviedo, o cualquier otro lugar de Asturias, para iniciar el Camino de Santiago representa disponer de dos semanas de tiempo libre frente a los cinco días que se precisan normalmente para realizar los cien kilómetros necesarios para obtener la Compostela, y que son trayectos “cortos” que utilizan cada vez más un gran número de peregrinos. Sin embargo, ello nos coloca en la categoría de las rutas jacobeas de duración intermedia con ventaja frente a las de larga distancia que precisan de un mes para recorrerlas. Ese sería el caso de los más de 750 kilómetros del Camino Francés –desde Roncesvalles o Jaca– y los 820 kilómetros del Camino del Norte, que recorre la costa cantábrica desde Irún.

Ante este posicionamiento, habría que dirigirse específicamente a los grupos que puedan disponer del tiempo libre necesario –y de los recursos económicos– para caminar durante dos semanas hacia Santiago, siendo el colectivo de los jubilados uno de ellos. Alternativamente se podría fomentar –siempre que se acompañe con la oferta de una adecuada logística de transporte de maletas y personas–, la posibilidad de realizar el Camino de forma discontinua, bien por etapas o por tramos de más o menos kilómetros. Para todo ello habría que promocionar las rutas jacobeas asturianas en los nichos de peregrinos-viajeros de estas tipologías, tanto en España como en el extranjero, aprovechando la existencia de vuelos nacionales e internacionales que tengan como destino el aeropuerto de Asturias –y en su día la accesibilidad que ofrecerá el AVE–, y resaltando atractivos como los monumentos prerrománicos, las reliquias de la Cámara Santa, los distintos museos, la gastronomía regional, los paisajes de montaña y costeros, etc., para que Asturias sea elegida como el lugar en dónde comenzar el peregrinaje jacobeo.

Teniendo en cuenta la importancia que se le otorga a los Senderos Europeos de Gran Recorrido –por el litoral de Asturias pasa el Sendero Europeo E-9, que discurre por 5.000 kilómetros desde Estonia hasta el Cabo San Vicente en Portugal–, así como la propuesta del Consejo de Europa de promover la llamada Ruta Carlomagno, el potencial de las rutas jacobeas que atraviesan Asturias aumentaría exponencialmente si se hiciesen gestiones para que a nivel comunitario se pusiese en marcha un programa que estimulase el espíritu de pertenencia a la Unión Europea y el envejecimiento activo a través del senderismo por los Caminos de Santiago, pues no debe olvidarse que –en frase atribuida a Goethe–, “Europa se hizo peregrinando a Compostela”. A este respecto, cabe señalar que en la Unión Europea actualmente residen 100 millones de personas mayores de 65 años y se estima que en el 2050 la cifra será de 150 millones.

Estamos ante un Jacobeo que excepcionalmente dura dos años y que brinda la oportunidad para que el año 2022 sea el equivalente para Asturias a lo que representó Xacobeo 93 para el impulso del turismo en Galicia. Y podrá ser una realidad si somos capaces de configurar una oferta de las rutas jacobeas asturianas, con Oviedo de gran nodo de interconexión, como un producto diferenciado y bien diseñado para peregrinar hasta Compostela desde las tierras en donde todo comenzó hace ya doce siglos.

En este sentido, parece ser que la Secretaría de Estado de Turismo –en el marco del Plan Turístico Nacional Xacobeo 2021-2002– está preparando una norma en la que se contempla un fuerte apoyo financiero a ciertos proyectos de colaboración público-privada relacionados con el Camino de Santiago y en la que la calificación de Destino Turístico Inteligente tendrá una importancia relevante. Esperemos que las instituciones públicas asturianas y el sector turístico regional sean capaces de presentar un proyecto suficientemente competitivo para poder acceder a esta nueva línea de financiación para el fomento de las rutas jacobeas.

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