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Antonio Trevín

Todos de la misma religión

Idas y venidas en la política llanisca

El Alcalde de Llanes me tiene presente en sus oraciones. El pasado viernes en un pleno municipal, al plantear cambios en la recogida de basura. El grupo socialista, en la oposición pese a ser el mayoritario y con el doble de concejales que el del actual primer edil, le acusó de privatizar el servicio. Él, bronco como acostumbra, contestó: “Fue Trevín, en 1988, quién lo privatizó al pasarlo a Cogersa”.

Pues va a ser que no. La Real Academia lo define con precisión. Privatizar es “transferir una empresa o actividad pública al sector privado”, lo que no fue el caso. Primero porque Cogersa es un consorcio cien por cien público. Y segundo porque el transporte de residuos no era municipal.

Arsenio y Chovero, con sus camiones, eran los adjudicatarios del servicio. Por tanto, de privado, pasó público. Ambos fueron contratados como conductores por los nuevos gestores y se jubilaron unos años después por la seguridad social. En mejores condiciones que como autónomos. No recuerdo que, posteriormente, Arsenio continuara con su camión, pero si el “Chove”, como algunos amigos llamamos a Chovero. Siempre le interesaron las antigüedades y cacharros diversos de la vida diaria, aún obsoletos o inservibles. Cuando alguien quería deshacerse de uno lo avisaba y, acompañado de su amigo Domingo, hacia el porte con diligencia. No puedo recordar al Chovero de aquellos años sin su camión. Valía para todo e hizo de todo. Incluido de escenario para mítines. Los de la primera fiesta socialista astur-cántabra, en 1979, en la sierra plana de Cué, se pronunciaron desde su caja. Como Loquillo, cantaba: “Yo, para ser feliz quiero un camión”.

La RAE, por tanto, deja en evidencia al munícipe Riestra. Y no solo en este asunto. También en otro de mayor enjundia, el del transfuguismo. Fueron necesarios tres votos tránsfugas, para sacar adelante dicha privatización y otros acuerdos plenarios. Con ellos rechazaron un recurso de la Presidenta de Foro solicitando la retirada de cargos y prebendas a los dos ediles elegidos por dicho partido. Lo abandonaron tras las huellas del Cascos acusado de apropiación indebida de dineros “foristas”, para comprar videoconsolas, camas o entradas para la “Copa Davis”.

Como la ley no permite a los tránsfugas formar parte de la Junta de Gobierno, optan por negar su transfuguismo. Vuelvo a la Real Academia. Tránsfuga: “Persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato”. Por tanto, ambos lo son. Al igual que la concejal que, el pasado jueves, abandonó IU. Tres de nueve.

Y se preguntarán ustedes, queridos lectores, el por qué de estas reprobables actitudes, de esta inclinación de munícipes diversos a traicionar a los suyos para seguir amablemente al alcalde llanisco. La respuesta está en Pretty Woman:

–En las tiendas no son tan amables con la gente.

–Nunca lo son. Lo son con el dinero.

Como dijo Voltaire: “Cuando se trata de dinero todos somos de la misma religión”.

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