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Elena Fernández-Pello

Haciéndose escuchar

El discurso feminista se empodera en el podcast nacional

“Estirando el chicle” y “Deforme semanal” compartieron el premio al mejor podcast en la última edición de los “Ondas”. Los dos tienen en común el estar conducidos por mujeres, proyectar sobre la realidad una mirada feminista, tratar y conectar asuntos muy dispares y regar cada uno de sus episodios con generosas dosis de humor. Espontaneidad y sencillez de recursos son distintivos de ambas emisiones.

“Estirando el chicle” es uno de los podcast más gamberros y seguidos de los últimos tiempos. Desde hace meses sus episodios siempre van en cabeza en las listas de los más escuchados. Presentado por Carolina Iglesias y Victoria Martín, que empezaron a grabarlo en la casa de sus padres, no es un programa –si es que a los podcast se les puede aplicar el término radiofónico– para gente con remilgos. Son descaradas, escandalosas, ingeniosas y tremendamente divertidas. Se sabe dónde empiezan sus entrevistas, pero no dónde van a acabar. Lo mismo sientan al micrófono a una ilustradora como “Moderna de Pueblo” que a una actriz como Llum Barrera, a cantantes como Rigoberta Bandini o Lola Índigo, a una “influencer” como Dulceida o a una veterana del periodismo del corazón como Chelo García-Cortés, protagonista de una de las entregas más entretenidas y locas de su podcast, sin duda. Carolina, más formal, y Victoria, incontrolable, charlan con sus invitadas de lo que se les pasa por la cabeza, hablan con naturalidad de diversidad sexual y hacen campaña por la salud mental.

En cuanto a Lucía Lijtmaer e Isabel Calderón, que son las responsables de “Deforme semanal”, su marca es, además de la perspectiva feminista, su inabarcable curiosidad que se extiende a todo el espectro cultural, la historia, el análisis filosófico, y que, pese a la densidad de los asuntos que tratan, no resulta ni pedante ni difícil. Al contrario, Lucía e Isabel hacen ligeros y entretenidos todos esos temas, y durante la hora larga que suele durar cada capítulo se reservan mucho espacio para la risa y la sonrisa inteligente. Un día se destapan con un episodio sobre el mal, hablan de Elfriede Jelinek y de su dura novela “La pianista” y de los informes médicos de Adolf Hitler y bromean sobre la excelente genética de los grandes malvados, que parecen conservarse en su propio veneno mejor que el resto de la humanidad. Otro día, en el mismo tono, se ocupan de cuestiones tan elevadas como el “zeitgeist” –el término alemán con el que se apela al espíritu de una época–, la paz, la belleza, el romanticismo o el narcisismo.

“Estirando el chicle” y “Deforme semanal” son los podcast más exitosos de esta temporada, en vista de las audiencias y los premios, pero no son, ni mucho menos, los únicos en los que las inquietudes femeninas y feministas han encontrado acomodo. Silvia Abril y Toni Acosta, por citar solo uno de los muchos que hay, prometen reírse de sí mismas en “Las del grupo”, lo cumplen y de paso hacen reír a sus oyentes. Ellas se dirigen a un público más madurito, mujeres y problemas cotidianos, y charlan como dos amigas sobre pequeñas tragedias domésticas, lo aparatoso de atender a los hijos y al trabajo, de relaciones familiares, de una mudanza y de relaciones sentimentales.

Mucho antes de que ellas acamparan en los fértiles terrenos del podcast nacional estaban sus compañeras de “Sangre fucsia”, unas veteranas que van camino a cumplir los diez años en el aire, con su discurso rabiosamente feminista, un poco punki, presentándose como un “fanzine sonoro”. En ellas está la voz que resuena en sus herederas: una visión integradora, muchos intereses y mucho desenfado para hablar de cosas francamente serias.

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