La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Xuan Xosé Sánchez Vicente

El puente de Quinzanas está mal intrinquincuadrillado

Conocerán el trabalenguas: “… el intrinquincuadrillador que lo desintrinquincuadrille buen desintrinquincuadrillador será”. Trasládenlo ahora al praviano puente de Quinzanas. Derribo del antiguo, por problemas de seguridad. Un año largo de espera. Por fin, el nuevo puente. Atentos a los titulares: “Quinzanas presume de su nuevo puente”. “La alegría dura poco en Quinzanas: El autobús no puede utilizar el puente por la estrechez de su acceso”. Y en el cuerpo de la noticia: tampoco pueden cruzarse dos coches, ni pasar los camiones o la maquinaria pesada.

Pues eso: el puente de Quinzanas está mal intrinquincuadrillado… ¿Responsables?

Lo que, asimismo, está mal intrinquincuadrillado, no en la construcción, sino en la gestión y la tramitación administrativa es la regasificadora de Xixón. Desdeñada en un principio por las administraciones socialistas, metida después a calzador en el sistema por el Gobierno Areces, la planta acabó de construirse en 2012. Desde entonces está parada, devengando dinero público. En este momento se encuentra a la espera de unos últimos y siempre retrasados papeles. Como en la paradoja de Aquiles y la tortuga: por más que avance en la tramitación, la regasificadora nunca alcanza el permiso de apertura.

Menos mal que de tanta incuria y despilfarro nos consuela la candidatura de la sidra, aquel “vino de pobres” que se dijo antaño, a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Se reconoce ahí una forma de producción, de consumo y de socialización de la misma únicos en el mundo.

La alegría es tanta que nos hace olvidar algunos episodios del chusco conservadurismo asturiano: los plantes porque hubiese más de un precio para la sidra, las afirmaciones de que no se podían etiquetar las botellas porque se despegarían y la cola haría resbalar la botella de la mano... Incluso, nos hace olvidarnos de aquel consejero del ramo, hoy enemigo de la oficialidad, que declaraba que el sector de la sidra no tenía ningún interés económico.

Alegrémonos, solamente.

Compartir el artículo

stats