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Ángel de la Fuente

Las cercanías y otras líneas en el Principado de Asturias

El necesario frente común de Oviedo, Grado y Pravia para la mejora del trazado ferroviario entre la capital y San Esteban de Pravia

La propaganda anuncia obras millonarias para que las cercanías asturianas pueden acercarse al grado de eficiencia y eficacia de sus homólogas en el País Vasco. Uno piensa al leer estas noticias que vemos la luz al final del largo túnel en el que entró, porque alguien ha decidido mover la aguja de una destartalada vía cuyo destino era un pasaje largo, profundo al igual que el averno del que casi imposible salir. Todo lo que sea en pro de mejorar las infraestructuras, vías, traviesas, puentes, bloqueos, material móvil bienvenido sea, porque uno se llena de espanto al conocer cuál es el estado de la rampa de Pajares y en qué condiciones viajan las personas y las mercancías. Siempre he dicho que Asturias ha perdido el tren y no los asturianos que somos quienes sufrimos las consecuencias de una nefasta política ferroviaria en nuestra comunidad autónoma. ¿Se puede admitir que el tendido de la línea férrea por Pajares se hizo realidad en poco más de tres años y que la famosa variante cuando se abra haya ocupado un período de casi dos décadas? Nadie o muy pocos manifiestan esta inquietud que debiera despertar nuestras conciencias para exigir lo que es de recibo, pero mejor es olvidarse de estas cosas y mirar para otro lado.

La propuesta de actuación anunciada a bombo y platillo olvida la línea C7f que une la capital con San Esteban de Pravia. Cuarenta minutos emplea el tren en llegar a Grado y una hora a Pravia gracias a las múltiples paradas y el fondo de saco de Trubia, que contribuyen a eternizar el viaje e invita a los potenciales usuarios a buscarse la vida. Urge actuar en esta línea en varios sentidos. La más urgente, así lo manifesté en este diario hace cinco años, es la construcción de la variante de Udrión para facilitar que los trenes circulen sin tener que entrar en Trubia. Implica esta obra actuar en el puente sobre el embalse del Furacón y abrir un túnel bajo el monte Gubín. El ahorro en tiempo es considerable y junto con una planificación adecuada de paradas atraería a quienes tengan viajen en este ferrocarril. Además, no privaría a Trubia de conexión ferroviaria, pues está garantizada por la línea C9f. Los alcaldes de Oviedo, Grado y Pravia tienen que hacer un frente común para conseguir el tan necesario incremento de pasajeros. Otra cuestión que debe abordarse es la seguridad de la pasarela que comunica los barrios de La Argañosa y La Florida a la altura del antiguo paso a nivel. Es, además, lugar de paso de los peregrinos que inician el Camino Primitivo en la catedral de Oviedo. El estado de este puente es lamentable, está carcomido por el óxido tanto en la viga que sujeta la acera como en las barandillas, escalones y rampa. No será de extrañar que un día un niño se cuele por los huecos que va dejando la corrosión y se vaya de bruces a la caja de la vía. ¿Hay que esperar a que ocurra una desgracia? Se ha gastado una buena cantidad de dinero en construir el paso elevado en el apeadero de Las Mazas que no lo usa nadie, pero en pleno Camino Primitivo tanto los vecinos como los peregrinos se exponen en cualquier momento a tener un accidente. Me pregunto ¿a quién pediremos responsabilidades? ¿Debemos aguardar a una desgracia para lamentarnos, despertar y ponernos manos a la obra?

Por otra parte, echo en falta un compromiso con el trazado en la cornisa cantábrica y en especial a su paso por Asturias. Los charlatanes ofrecieron el AVE del Cantábrico y luego el mini-AVE que rodaría a 160 km/h, pero seguimos cada día peor. Ha llegado el momento de ponerse en marcha y hacer una reforma integral en la línea Ferrol-Gijón, sobre todo a su paso por el Principado, tanto en la modificación del recorrido como en el tendido férreo. El estado de la vía en el Noroccidente es de ruina total. Las instantáneas hechas por aficionados a este medio de transporte muestran las vías colonizadas por vegetación, así como el deterioro de las traviesas de madera en un medio de transporte que el próximo 6 de septiembre cumplirá medio siglo de vida, y aunque parezca paradójico el tiempo en recorrer la distancia que media entre Vetusta y Ferrol era de una hora y media menos que en la actualidad. ¡Ver para creer! Esta falta de interés por el tren es una desconsideración porque los medios de transporte son esenciales para vertebrar el territorio, ya que contribuyen a atenuar ese fenómeno tan de moda que ahora llaman la España vacía.

Dentro de otro orden de cosas se habla de la implantación de pago mediante el teléfono en los trenes. ¿A quién se va a pagar si los trenes van sin interventor o no hay las infraestructuras necesarias para tal fin? Esta semana pasada los noticiarios de la TPA mostraban el estado de las estaciones por falta de atención y la queja de quienes viajan al observar que cada vez más aumenta el número de personas que se desplaza gratuitamente en el tren porque no hay tornos, ni máquinas expendedoras de billetes y los jóvenes saltan gracias a su agilidad por encima de estas barreras de acceso con total impunidad. Una vez más la idiosincrasia hispana se manifiesta sin ningún tipo de vergüenza. Está muy bien que las nuevas tecnologías entren en nuestra vida, pero junto a ellas hay que disponer de los instrumentos necesarios para frenar la picaresca española. Estos malos hábitos son la consecuencia de la falta de educación que impera en una sociedad cada vez más preocupada en ver cómo puede “engañar” a la administración, sin darse cuenta del daño que se hace a sí misma. Solamente con educación se puede revertir este vicio en pro de una sociedad más tolerante, solidaria y responsable.

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