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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

La calle y la izquierda

Ocurre que la izquierda no está acostumbrada a que la gente se le eche a la calle, que trabajadores de tal o cual sector le monten un pifostio y le pongan las ciudades patas arribas y le cabreen al respetable, que llega tarde a trabajar por culpa de los atascos y los cortes de tráfico provocados por las protestas. La izquierda, alborozada por el acuerdo bastardo para sacar adelante las cuentas del año próximo, el Presupuesto General del Estado del maná europeo por miles de millones, no acaba de entender que los ciudadanos muestren una creciente preocupación y levanten la voz. El problema es que sube el coste de la cesta de la compra, pero no los salarios; crece la factura eléctrica y menguan los empleos. Todo lo que tiene un precio se eleva, también el tiempo de espera para que te vea el médico. Suben los contagios y la izquierda no entiende por qué así, si España es uno de los países con mayor tasa de vacunación. Si nuevas variantes, como la ómicron, comienzan a callejear a sus anchas, las cañas tornarán en lanzas.

El metal asturiano anuncia movilizaciones como las de Cádiz por la falta de acuerdo en la rúbrica del convenio. Los agricultores y ganaderos amenazan con el desabastecimiento: sus producciones son cada vez peor pagadas. Los transportistas irán a la huelga en las vísperas navideñas: habrá menos productos, y más caros, en las estanterías de los supermercados. ¿Podrán atender los Reyes todos sus encargos? Se manifiestan hasta quienes tienen que velar por que las manifestaciones de otros no se salgan de madre. Las fuerzas de seguridad del Estado toman también la calle, desde el otro lado de la trinchera. Y la izquierda no lo entiende, porque piensa que la calle siempre fue suya.

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