Al margen de himnos triunfales, 20 organismos verdaderamente creíbles como Funcas, BBVA, INE, Banco España, JP Moran, Barclays, entre otros, ponen los números en “rojo”: el rebote raquítico no llega al 4,3% del PIB y está muy lejos de la recuperación del desplome del 11%, lo que deja a España rezagada como la única de la UE que no habrá recuperado su PIB precrisis. Los precios que gravan el consumo vuelan vertiginosamente hacia el 6%. El déficit planea el 7%. Más de 300.000 millones de deuda pública añadida en tres años al ritmo frenético de 15 euros al día, 19 millones la hora: una hipoteca monstruosa para los nietos. Más de 4 millones de parados reales incluyendo los empleados “zombis”. Doce millones de personas en riesgo de pobreza y más de un millón en las colas de alimentos. España alcanza el puesto número uno del “índice de miseria” de la zona euro, el peor dato en treinta años. Un mix energético destrozado con el precio un 155% más caro que Francia y Alemania y una “pobreza energética” que se ha triplicado. Una tasa vergonzosa de paro juvenil del 40%, el más alto de la OCDE. Un país donde hay tantas nóminas del erario público como del sector privado (en Asturias la proporción es de casi tres a uno). Un volumen de 100.000 millones de euros en peligro de morosidad. Los concursos de acreedores se disparan y treinta mil empresas en riesgo de cierre por los costes laborales. La deuda de las pensiones va camino del colapso financiero. Somos un pigmeo en la geopolítica y tenemos una economía tullida por la inflación que sube más que el PIB: decrecimiento. La renta per cápita española no para de bajar ocupando la posición 48; Irlanda nos la triplica, y hasta Lituania o Chipre nos ha adelantado. Y entretanto se sigue bailando mientras dure la música del BCE. ¿Soluciones? Gravitando sobre algunas propuestas anticrisis de los “think tank” independientes más influyentes de España, a continuación desgloso algunas ideas inmunizadas con la vacuna de la sensatez.
1. Extirpar la mitad de los sueldos políticos para alcanzar el ratio de político por ciudadano de Alemania o Francia.
2. Simplificar la función pública mediante auditorías externas aplicando una acción de responsabilidad en los mismos términos y equidad al del sector privado.
3. Inyectar liquidez al tejido productivo a través de concesión de avales para líneas de crédito a negocios con trayectoria solvente.
4. Presupuesto de base cero priorizando la productividad y la eficiencia.
5. Tajar las subvenciones calificadas por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal como “sin identificar” que superan los 15.000 millones de euros.
6. Limitar el gasto de las CCAA al ratio más efectivo que es el de Madrid: 3.500/habitante: ahorro de 43.000 millones.
7. Incentivar la productividad real y el reconocimiento de los sanitarios.
8. Yugular el amplio parque de entes, observatorios, fundaciones y empresas públicas paralelas que restan competitividad al conjunto del país. El Foro Séneca tasa el efecto multiplicador que tiene el ahorro por euro público innecesario: genera cuatro en el sector privado.
9. Cero impuestos a los contratos de noveles que fomenten el aprendizaje imitando a los países que su paro es del 5%.
10. Una dinámica de bajada de impuestos como “tractor del ahorro” y de captación de capital extranjero. Según el Banco de España los inversores retiraron cien mil millones el último año, lo que es un drama para el “actor trabajo”. España es el cuarto país del mundo con mayor esfuerzo fiscal.
11. Aportación ilimitada a planes de pensión privados y facilitar el rescate en caso en cualquier situación de crisis: prever para proveer.
12. Rediseñar un “mix” energético anti demagógico para no empobrecer más la economía. Retomar la opción de la nuclear y renegociar con la UE los derechos de emisión de CO2 para que se pague según se contamine en términos absolutos.
13. Velar por la soberanía alimentaria.
14. Información plural para no embaular la verdad libre.
15. Una enseñanza innovadora con valores de responsabilidad y emprendimiento, y con utilidad en la empleabilidad impartida por profesores experimentados que vengan de la empresa.
16. Acciones políticas valientes para aliviar de cargas y burocracia a la actividad productiva. Reformas estructurales de calado, unas muy urgentes y, otras, a largo plazo: renuncias presentes para financiar inversiones futuras. En fin, medidas para dinamizar la economía y anclar una recuperación verdadera que no llega.
