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JC Herrero

Mil euros por neñu

Animar a tener hijos

De 1975 al año 2020 la tasa de natalidad en Asturias pasó del dieciséis al cinco por ciento, es decir, una reducción de once puntos, más cardinales que otra cosa por aquello de perder el Norte. Este sentido, el de la orientación en picado, lo publica el Grupo Banco Mundial, no libra ninguna población de bajar la tasa de fertilidad, todas las gráficas van cuesta abajo y sin freno.

La ONU, hablando en plata, hace tábula rasa para Europa y USA de aquí al año dos mil cien, mientras que para la población subsahariana prevé un crecimiento más prometedor. Siendo rudimentarios, para Occidente sería los que entran por los que salen.

Nos reconforta, no obstante, el galimatías estadístico, que para el dos mil cien estarán cerca de cinco mil millones más de almas, no en la Tierra, más bien en el cielo, para entonces en Marte tendremos la segunda vivienda.

Zapatero fue más espléndido que Sánchez, daba cheques de dos mil quinientos euros por neñu nacíu, pero ni con esas. Las tasas de natalidad y/o fecundidad se animaron tímidamente a partir de 2007, para pasar del siete y medio al actual cuatro y pico por ciento. Los números cantan.

La calle aparenta otra demografía distinta, más simbólica. Se exhiben carritos de bebé que hacen dudar a uno, hasta el punto de acercarse a preguntar a los paritorios, constatando que no sea un espejismo.

No obstante, todo tiene una explicación. Cuando uno se fija en la entrañable imagen de cónyuges de paseo y mascota encorreada, complementados con el portabebés, apetece enmarcarlo en foto de familia, aun previendo que la fertilidad está por debajo del uno, ya en 2021.

La frustración vino, tras embobarse con esa imagen familiar, cuando uno de los cónyuges abatió la capota del cochecito para visualizar cómo iba el “bebé” . Nuestro gozo en un pozo. Una criatura de cuatro patas se resistía, no a dormir, a caminar. A falta de guaje dos preciosos canes.

Los mil euros por neñu es un buen gesto, menos da una piedra, pero el tránsito de carritos de bebé, ciertamente, no ye lo que parez.

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