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Francisco L. Jiménez

El gran conciliador

Con la crispación en máximos históricos, una de las más edificantes lecciones que deja la muerte de Dimas García Acebal es la contribución que hizo durante dos décadas a la concordia en un sector –la pesca– tan propenso al cainismo como proclive a la atomización. El patrón mayor de Tazones ya apuntó maneras conciliadoras desde el mismo momento en que se puso al frente de la gestora que, allá en 2002, asumió la dirección de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias cuando esta entidad carecía de proyecto común para la pesca asturiana fruto de las profundas divisiones que amenazaban con echarla a pique. Dimas García fue el pegamento, el bálsamo y hasta el pimpampum, según necesidades del guion, para calmar las aguas revueltas y, mal que bien, devolver el rumbo al barco en una travesía que nunca será fácil, pero que, al menos, con capitanes como él no sería suicida. Ahora que lo perdemos, lo añoraremos.

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