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Vicente Montes

“Déjà vu” para finalizar 2021

El Gobierno tiene despejadas las dudas sobre el Presupuesto pero busca atraer a más partidos | La reforma del Estatuto y la cooficialidad se enredan más | La variante ómicron puede activar medidas hasta ahora descartadas

El “déjà vu” es ese proceso que siempre nos llena de pasmo por el cual tenemos la impresión de que instantes vividos en el presente parecen asemejarse a otros del pasado o, incluso, sentir que se repiten de algún modo. La ciencia no entiende del todo este mecanismo que ya definió a principios del siglo pasado el filósofo francés Émile Boirac. En ocasiones creemos erróneamente que estamos dotados de algún don premonitorio, como si lo vivido ya lo hubiéramos soñado. Pero todo parece deberse a un pequeño fallo del funcionamiento de nuestro cerebro respecto al modo en que se almacenan los recuerdos.

Encaramos el final de este 2021 con una cierta sensación de haberlo vivido; pero en esta ocasión no es una alteración de nuestra mente. El gobierno afronta su debate presupuestario con una aprobación por los pelos pendiente de sumar a otros actores al respaldo a las cuentas, lo que daría al Ejecutivo una mayor solvencia. Pero por ahora los apoyos están focalizados en Izquierda Unida y Ciudadanos. Sobre este último partido es importante señalar que resultó clave que el PSOE asumiese la propuesta de los naranjas para que las Cámaras de Comercio pudiesen gestionar las declaraciones responsables que establece la ley de simplificación administrativa. Esa iniciativa se enmarca en una estrategia que ha defendido la Cámara de Comercio de Oviedo para dotar a los entes camerales de más protagonismo administrativo. Conviene recordar que ya en agosto, Carlos Paniceres planteó a Adrián Barbón que las cámaras pudiesen participar en la gestión de los fondos europeos. Precisamente este asunto constituye la clave para entender la evolución de la fractura interna en Ciudadanos, que aún puede dar sorpresas. No conviene tener un polvorín en el grupo parlamentario cuando hay que votar unos Presupuestos.

Le queda pendiente al PSOE sumar a Podemos, en una posición compleja por haber apostado buena parte de sus cartas a la difícil gratuidad de las escuelas de 0 a 3 años, y a Foro Asturias, a quien cabría mover a una abstención llegado el caso.

Pero en cualquier caso, el Gobierno tiene más que allanada la aprobación de las cuentas a costa de dejar en un sendero tortuoso la que fue su apuesta para este final de año: la reforma estatutaria. Cuando este debate permanecía ya adormilado (después de que se agitase la escena con la oficialidad), Podemos ha presentado el informe jurídico en el que se basa para hacer su próximo movimiento: los morados se muestran proclives a aceptar que la futura ley de Normalización del asturiano se apruebe por tres quintas partes del parlamento, pero a cambio de que una regulación transitoria ya defina la “cooficialidad amable” y etérea de Adrián Barbón.

Este es un movimiento que seguramente alejará a los foristas y causará recelo en el PSOE, que está a las puertas de su congreso regional. Fijar ahora cómo se regulará la oficialidad coloca en lo inmediato numerosas cuestiones que el plan inicial del Gobierno mantenía escondidas, como la enseñanza en las escuelas. Cuanto más se entre en harina sobre la implantación del asturiano, mayor será la polaridad de los partidos contrarios, que encontrarán argumentos para rechazar de plano el proceso. Por eso el planteamiento inicial del gobierno asturiano pasaba por una “oficialidad” más simbólica que otra cosa en un primer momento, ganar de ese modo la bandera ante los colectivos asturianistas, y dejar en la niebla del futuro la regulación que será, realmente, la verdadera enjundia de la oficialidad.

En todo caso, el debate parece ya muy contaminado. O el Gobierno y el PSOE se arremangan y lideran los pasos que deben darse, o la reforma terminará en un proceso agonizante e infinito. Tampoco hay muchas ganas en los socialistas de remover el asunto, y a ciertos colectivos partidarios de la oficialidad ya le ha ido llegando el mensaje de que, una vez más, puede que todo quede en nada.

Pero sin duda el coronavirus volverá a ser el elemento que nos haga pensar que esto ya lo hemos vivido. La aparición, en un goteo, de los contagios con la variante ómicron, también en Asturias, probablemente acelere que se adopten medidas restrictivas. Hasta ahora la posición de los responsables sanitarios pasaba por, en el peor de los casos, activar el pasaporte covid; pero todo eso puede variar en los próximos días, en especial si aumenta la ocupación en las UCI, que ya ha crecido de manera significativa.

Así que, lamentablemente, puede que estas Navidades se parezcan algo a las anteriores y no sean la explosión de encuentros sin restricciones que esperábamos. Y la tercera dosis se terminará imponiendo para todos: un pinchazo de “déjà vu”.

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