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Francisco Fresno

El mundo maquetado

Todo está programado dentro y fuera de nosotros

Despierto tras una larga siesta en el sofá. Para evitar un trastorno como el del jet lag decido seguir con mi reposo horizontal dándome un generoso tiempo de adaptación que me permita despertarme por completo.

Aprovecho ese estado primero de modorra para ir ajustando la visión con el progreso del mínimo esfuerzo. Me quedo mirando la pared de enfrente, maquetada con cuadros de otros autores. La maquetación fue previa y virtual, con todas las imágenes y medidas de las obras, con el fin de no agujerear la pared más de lo necesario. Primero contemplo algún cuadro con detalle, y después ya empiezo a divagar pasando al orden del conjunto. Los cuadros todavía no llevan colgados ni un año, y al observarlos me viene el recuerdo de la mudanza, no solo del traslado de las cosas materiales y supuestamente útiles sino, también, de ciertos apegos –digámoslo así–, como necesidades vitales que siempre te acompañan a donde quiera que vayas.

Pero algunos apegos expresivos, como los cuadros, en su parte material exigen un lugar para poder comunicar irradiando su sentido, y no siempre de forma independiente sino en una relación de conjunto con orden y equilibrio, guardando las distancias que piden, esas que separan a la vez que comunican.

Voy despertando, y en ese gerundio del divagar, sin querer, se me va apareciendo un hilo conductor: todo en el mundo se encuentra maquetado, a veces en la realidad última a escala natural sin boceto previo, desde lo más próximo hasta lo más lejano.

Los matemáticos maquetan con las matemáticas. La Administración del Estado con los ministerios. Los periódicos maquetan lo que recogen de la vida individual y colectiva en las secciones de noticias y opinión, y dentro de cada sección poniendo en orden ortogonal los titulares junto con las columnas de texto y las fotos que lo ilustran, para que todo arme en el sentido de la lectura, de izquierda a derecha y de arriba abajo.

También el sistema nos maqueta a nosotros, grosso modo, con etapas en un orden cronológico: primero de estudio, después de trabajo (o paro), y al final de jubilación. Hasta el ejército, desde tiempos muy remotos, viene maquetando a la tropa con distintas formaciones para sus estrategias de ataque o defensivas.

Igual ocurre desde el Neolítico con la agricultura, que modifica el paisaje creando composiciones con las parcelas de las propiedades, dentro de las cuales se da otra maquetación con las líneas paralelas de los surcos que abren los arados, igual que con el orden de las retículas para la plantación de árboles, lo mismo que las lechugas y las berzas en la escala más reducida de los huertos, incluyendo todo ello matices de color, cambiantes según las estaciones del año.

Todo está maquetado dentro y fuera de nosotros, empezando por el propio cuerpo con la distribución interna de los órganos. Y con las anotaciones en nuestras agendas también intentamos maquetar el tiempo con planes y tareas, pero las agendas, no nos engañemos, las utilizamos como pretexto en forma de programa, porque en el fondo lo que necesitamos es paliar con su relleno el miedo inconsciente al paso de la página en blanco.

Sí, tenemos la necesidad de llenar con planes y sentido nuestra existencia, y de maquetarla para poder circular por ella, con calles y plazas para movernos y convivir en las ciudades, o con secciones y estanterías en las bibliotecas para localizar los temas con qué ilustrarnos, tanto sobre ciencia como sobre ficciones y otras ramas del saber, incluidas las artes para guiar el espíritu que nos humaniza.

Desde las propias circunstancias, con las guías de nuestros sentimientos y expectativas también proyectamos ilusiones con horizontes a los que cogernos, horizontes que pueden marcar destinos con distintos tipos de mudanza, con el objetivo de seguir labrando y renovando nuestro curso, igual con sueños que despiertos, para ver y disfrutar los contenidos más próximos de lo que tenemos alrededor y enfrente, sabiendo que con lo cotidiano también formamos parte de la gran maqueta universal que nos sobrepasa con la infinitud cambiante de su orden.

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