La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

Noche de tiros mortales

Emma Riverola, que es nueva en esto de la dramaturgia, pero no en el periodismo o la narrativa, coloca sobre la escena a Julie (Cayetana Guillén Cuervo) toda nerviosa en la noche de los tiros de la sala Bataclan (13 de noviembre de 2015; 130 víctimas mortales, 350 heridos, una barbaridad). Llaman a la puerta.Es un musulmán (Ayoub El Hilali, que vuelve a Avilés tras “El enemigo de la clase”). Twitter mediante, las puertas se abrieron para escapar de la metralla. ¿Quiénes son estos dos personajes perdidos en la noche? De eso va “Puertas abiertas”. De descubrirlo. Otra cosa distinta es que, cuando lo consigues (descubrirlo), el interés se haya difuminado como la iluminación del escenario del Palacio Valdés, en Avilés, que antes de anoche reabrió sus puertas para una función teatral después de estas navidades musicales y mágicas.

Lo mejor de “Puertas abiertas” es la defensa que hace Guillén Cuervo de su personaje que, como todo buen personaje aristotélico que se precie, viene con sorpresa incorporada (el griego lo llamaba anagnórisis). Hace tiempo que estos redobles con salto mortal dejan frío al señor que se sienta en la platea. Pero, pese a todo, Guillén Cuervo busca llenar los huecos que Riverola deja a su criatura. Todo lo contrario es lo que hace con el invitado. Lo pone a mentir tanto que uno no distingue si el personaje es de carne y hueso o el fantasma de las navidades pasadas. Y es una lástima. Porque así, con estos mimbres, los debates que se lanzan se disipan como si nada. Mención aparte merece la dirección (Abel Folk). Vamos a decir que es singular (últimamente, un poco menos): junta coreografía ensoñada con realismo naturalista y así uno no sabe si es sueño o vigilia. Lo decía Roman Jakobson cuando explicaba el pacto del lector que es más o menos lo mismo que la comunicación (un mensaje, un emisor, un receptor). El mensaje –el miedo, la diversidad–, sin embargo, llega como con nieve. Y lo que tuvo que ser no termina siendo.

Compartir el artículo

stats