¿Cómo podemos conseguir que lo que hacemos sea más valioso para nuestros lectores? A eso intentamos responder cada jornada en LA NUEVA ESPAÑA con el diario impreso y la elaboración de contenidos para la web. La misma pregunta esencial nos formulamos a la hora de desarrollar nuevos proyectos que amplíen la oferta informativa. Este es un proceso de mejora constante, adaptándose a los requerimientos de cada época, para satisfacer las motivaciones de los asturianos y darles claves con las que entender la realidad sin sesgos ni aditivos. Si antes fueron las ediciones de papel, ahora lo son las de internet. Estrenamos hoy LA NUEVA ESPAÑA de Llanera, segunda edición nativa digital de esta casa y primera en dirigirse a un concejo de tamaño mediano, pero gran dinamismo.

Los arqueólogos llevan varias campañas excavando al lado del aeródromo de La Morgal los restos de un asentamiento que no deja de sorprenderles. Casi a un palmo de la superficie emergen muros y conducciones, salas y vestigios de lo que debió ser una población de envergadura en el cruce de dos calzadas romanas. Es la Lucus Asturum que cita Ptolomeo en el siglo II: una de las pocas localidades asturianas con mención expresa en manuscritos antiguos. La posición estratégica de lo que conocemos como Llanera ya era determinante hace 1.800 años. Un punto de convergencia tan privilegiado y natural que hoy limita hasta con seis ayuntamientos. 

No necesitamos referencias antiguas para constatar que esta llanura a la sombra del Naranco resulta atractiva para los moradores. Entre los cinco concejos que durante 2021 más aumentaron sus vecinos no está ninguno de los grandes, aquellos que ejercen de potente imán sobre el resto. Sí figuran otros aledaños, como el que nos atañe, con una densidad menor, mucho empleo, excelentes comunicaciones, servicios de calidad, naturaleza al alcance de la mano y la tranquilidad y el sosiego que no facilitan las aglomeraciones.

Llanera llama la atención porque posee más cotizantes a la Seguridad Social –o sea personas activas, unas 22.000– que habitantes –casi 14.000– y un millar largo de empresas, muchas tecnológicas o pequeñas compañías surgidas de la innovación. Cualquiera reconoce el municipio por sus polígonos, pero late otro muy distinto más allá de las naves y las factorías, con paisajes sorprendentes, sendas desconocidas, raigambre ganadera y producciones ecológicas. Una potencia residencial que es a la vez “el corazón de Asturias” y “un mar de verde”, los lemas con los que se autopromociona respondiendo fidedignamente a la esencia de su alma dual.

Para atender a este fenómeno económico y social iniciamos hoy en Llanera una edición digital, nueve meses después de la alumbrada para Siero, todo un éxito en seguimiento y acogida. El periodismo local, sin descuidar por ello la vocación regional y universal, es la enseña desde hace décadas de LA NUEVA ESPAÑA. Cobra ahora otra dimensión con la llegada de la digitalización a todos los ámbitos de la sociedad, y con ella una ampliación de soportes. Las noticias en papel o en la web no son sustitutivas sino complementarias, con el enriqueciendo y extensión constante de la información. Para que quien lo desee no pierda detalle y elija dónde, cuándo, cuánto y cómo quiere enterarse de las novedades que le afectan. El lector manda.

Si este periódico está desde 1996 entre las diez cabeceras nacionales impresas con mayor audiencia y ventas, en web no va a la zaga. El pasado mes registró más de 50 millones de páginas vistas, como si cada uno de los habitantes de Nueva York, Río de Janeiro, Pekín y Tokio hubiesen entrado en enero en una información de lne.es. Y sus 10,4 millones de usuarios únicos multiplican por diez la población del Principado.

La pandemia ha agudizado los problemas, pero también abierto ventanas de oportunidad, como esta, a la información personalizada

Entender lo local desde una perspectiva reduccionista o excluyente carece de sentido en una humanidad sin límites a la circulación de ideas, que ha hecho desaparecer prácticamente las fronteras mentales. No se trata de reducir el mundo a Llanera y sus once parroquias, sino de poner Llanera al alcance del mundo, la guinda global. Mucho se ha escrito sobre las múltiples crisis de la prensa para concluir que solo el buen periodismo ayuda a desentrañar la verdad en medio de este galimatías de apocalípticos y manipuladores. La pandemia ha agudizado los problemas, pero también abierto ventanas de oportunidad, como esta, a la información personalizada.

La tecnología no basta, el contenido es lo distintivo para generar credibilidad y confianza, pisando la calle, acogiendo opiniones sin sectarismo, explicando desde la libertad los acontecimientos, escuchando a los ciudadanos y respondiendo a sus preguntas. En esa línea se inscribe esta iniciativa. Un paso más en el largo camino de servicio a la comunidad en el que los asturianos nos han demostrado una fidelidad extraordinaria. Nos llena de agradecimiento, responsabilidad y orgullo, deseamos estar a su altura. LA NUEVA ESPAÑA, con los lectores y para los lectores. Para serles de utilidad. Como siempre.