La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sobre el corporativismo y el gobierno de lo común

El erróneo rechazo del Colegio de Médicos a los nombramientos de la Consejería

Agotando ya el primer cuarto del siglo XXI, nos hemos despertado hace unos días con la noticia de que el Colegio de Médicos de Asturias ha interpuesto un recurso en la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, considerando que los nombramientos correspondientes a dos de las direcciones generales de la Consejería de Salud, teniendo en cuenta las competencias atribuidas, deberían ser ocupadas exclusivamente por médicos. Sin entrar en la base jurídica de dicho recurso, que desconocemos, desde la mayor humildad y desde el conocimiento que nos proporcionan nuestras respectivas dedicaciones, como trabajador de salud pública desde hace 22 años en la Consejería de Salud y como clínico de hospital desde hace 20 años en el HUCA, nos gustaría hacer las siguientes aportaciones:

Sobre el corporativismo y el gobierno de lo común

- Nuestra experiencia en nuestros respectivos ámbitos laborales nos ha enseñado que ni el conocimiento ni la práctica de la medicina nos dan herramientas adecuadas para ser buenos gestores de grandes equipos o estructuras. Es cierto que una buena práctica médica requiere una adecuada microgestión, pero también lo es que la progresiva especialización y la creciente complejidad de nuestro quehacer nos distancian cada vez más de una visión global, y que las competencias en las que se entrena el médico y las que debería dominar el gestor son bien distintas.

- Esa complejidad ha hecho necesario profundizar en la integración y coordinación de equipos multidisciplinares, tanto en el ámbito asistencial como en los organismos de gestión a nivel de áreas sanitarias o de servicios centrales, Consejería y Sespa, y esa integración constituye uno de los avances más significativos de las últimas décadas.

- Salud es un término mucho más amplio que sanidad. Y nuestra Consejería es una Consejería de Salud y no de Sanidad, y las políticas son de salud y no solo de sanidad. Desde los principios de la salud pública hasta ahora, diferentes autores (Terris, Navarro…) e incluso, de forma expresa y recientemente, la American Public Health Association, han señalado la importancia de la diversidad profesional al hablar de salud. De esta forma, señalan que la salud pública no debería de entenderse como una especialidad de la medicina sino, al contrario, la medicina debe ser una rama más de la salud pública. Este es un concepto ya asimilado en otros países, donde se entiende que el liderazgo, coordinación y gestión en muchas instituciones de salud no ha de ser realizado únicamente por profesionales de medicina ni incluso solamente por profesionales sanitarios. La salud tiene que ver con sanidad, pero mucho más con otras estructuras externas al sistema sanitario, y por tanto podría estar liderada indistintamente por profesionales sanitarios o no sanitarios.

- Es necesario, y constituye un elemento central de la vida democrática, supervisar las actuaciones de los políticos que nos representan. En ese sentido, debemos ser rigurosos a la hora de cuestionar la capacitación de las personas designadas para los puestos de coordinación y responsabilidad. Y hay que dar por hecho que esa capacitación no tiene por qué venir implícita en el título académico que esa persona ostente, sino derivarse de su experiencia y su formación en las competencias de dicho cargo.

- Concretamente, y por la experiencia de uno de los firmantes del texto en puestos de una dirección general, algunas de las capacitaciones (no escritas en ningún sitio) para dichos puestos serían: capacidad de comunicación y liderazgo de equipos, habilidades en negociación, experiencia en redacción de informes técnicos-administrativos, experiencia en procedimientos relacionados con gestión de personal y procedimientos de compras, conocimientos de investigación evaluativa, conocimiento de las rutinas normativas de la administración, conocimiento del mapa relacional con diferentes administraciones autonómicas, municipales y las estructuras del Ministerio, cierta desenvoltura para exposición pública en ámbitos profesionales, de ciudadanía y en organismos políticos. Las habilidades de un buen gestor han de ser generalistas. No necesitamos que conozca con detalle un proceso clínico determinado. Lo que necesitamos es que sepa liderar equipos, gestionar personal y presupuesto, tener iniciativa política (Política con mayúsculas) o ser un buen conector. No se trata de saber mucho de algo en concreto sino de tener gente en su equipo que sí sepa mucho de algo en concreto.

Por esa misma experiencia como director general, me consta la experiencia y trayectoria de las dos personas que están afectadas por el recurso –Sergio Valles y M.ª Josefa Fernández– y su capacitación en puestos de gestión en servicios centrales y en el área sanitaria (como ya he señalado expresamente en alguna ocasión, el trabajo de Sergio Valles como director general ha sido fundamental en la pandemia, entre otras funciones, en las coordinaciones con Educación y Servicios Sociales y trabajando mano con mano con la dirección general de Salud Pública).

- Por todo lo expuesto, pensamos que abogar por que los cargos directivos sean privativos de profesionales de la medicina puede ser tan erróneo como lo sería intentar configurar una Dirección General “ad hoc” para un perfil de enfermería. Generar departamentos muy vinculados (conceptualmente) a ciertas disciplinas puede hacernos pasar del corporativismo médico al corporativismo enfermero, y creemos que es tan peligroso “medicalizar” como “enfermerizar” determinadas estructuras que han de ser transversales, híbridas, multiprofesionales y coordinadas por gestores con capacidades suficientes, sea cual sea su titulación universitaria. Es necesario evitar fragmentar funciones en servicios centrales y, por supuesto, no tener miedo a que una persona formada en enfermería, trabajo social, sociología o medicina pueda ocupar una Dirección General o dirigir una Consejería de Salud.

- Nos preocupa, sobre todo, que esta polémica pueda generar una mayor división y un enconamiento corporativo entre dos disciplinas que, ahora mismo y posiblemente más que nunca, han de ser uña y carne. Algunas de las cuestiones críticas en nuestro sistema nacional de salud (público) pasan por una apuesta política arriesgada y valiente en algunos sectores, pero pasan sobre todo por generar sinergias y alianzas. Esto es muy evidente en la situación actual de Atención Primaria donde necesitamos, más que nunca, una atención primaria unida y alejarnos de estas fisuras entre profesionales. Y lo es también en la atención hospitalaria, donde la creciente complejidad de los procesos potencia cada día la multidisciplinariedad de los mismos y ha llevado a la necesidad de crear las figuras de las Gestoras de Casos que, precisamente, suelen ser enfermeras.

En nuestra opinión, y en pos del mejor funcionamiento de nuestro sistema de salud, la clave no es que la persona nombrada tenga un título de medicina, enfermería o trabajo social, sino que, contando con un obvio conocimiento de la materia que va a centrar su labor, tenga suficiente capacidad, formación y experiencia en las competencias de gestión que van a configurar su trabajo y se rodee de un equipo multidisciplinar con un conocimiento profundo de las mismas.

Compartir el artículo

stats