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José María Figaredo

El círculo vicioso y destructivo del PSOE

Acción, omisión y despiste: la estrategia de los socialistas para enterrar el futuro de Asturias

El PSOE ha gobernado Asturias durante 38 de los 44 años de democracia. Es, por lo tanto, el principal responsable de la lamentable situación en que se encuentra la región.

La base electoral del PSOE en Asturias estaba en los trabajadores del sector secundario: mina, siderurgia e industria pesada. Pero, les traicionó. No defendió sus intereses y ya no existen minas, la siderurgia es residual y la industria pesada está al borde de la extinción. Quienes vivieron durante años de estos sectores ahora están condenados a la prejubilación o la pensión. Sus hijos ya no tienen futuro en sus hogares. Sus nietos están sentenciados al paro crónico o a la emigración obligada. El PSOE peca por omisión.

Y, mientras tanto, el PSOE abraza la agenda 20-30 y los dogmas climáticos impuestos desde organismos supranacionales a-democráticos (sí, porque ningún español les ha votado). Estos dogmas inspiran el cierre de las térmicas, la siderurgia o la industria de la automoción. Además, estos dogmas climáticos han empujado el precio de la energía (electricidad o diésel) hasta niveles récord –muerte para industria y transportistas–. El PSOE peca por acción.

Ya lo ven, es una tenaza contra los trabajadores. Olvidan y simultáneamente atacan. Y, como aderezo, el PSOE añade a este cóctel su intrínseca corrupción –nuestro paisano Villa, padrino político de Adriana Lastra–.

El PSOE trata de distraer la atención de este círculo vicioso de olvido y ataque complementado por corrupción. Lanza cortinas de humo. Canta la Internacional. Bautiza plazas en honor a La Pasionaria o sus adláteres. Se abraza al radicalismo de género. Y, en Asturias, se arroja a la imposición un idioma inventado –la llingua– pagado con fondos públicos. El PSOE juega al despiste.

La conclusión de este círculo vicioso de omisión, acción y despiste tiene consecuencias: las minas cerradas, la siderurgia asfixiada y la industria pesada exterminada. 38 años de PSOE en Asturias han supuesto que los trabajadores ya no tengan futuro aquí.

Sin embargo, la cortina de humo pierde efectividad. En Castilla y León, en las autonómicas de 2019, el PSOE fue el partido más votado –al igual que en Asturias– con 480.000 votos. En estas últimas elecciones de 2022 cayó hasta los 378.000 votos. Perdió 102.000 votos: una pérdida del 21%. Por el contrario, Vox, que propone la reindustrialización de España, la moderación de la cuestión climática y antepone los intereses de los españoles a las estrategias globalistas 20-30, pasa de 75.000 votos en mayo de 2019 a 212.000 en febrero de 2022. Gana 137.000 votos: un crecimiento del 182%.

En definitiva, los votantes del PSOE se percatan de sus pecados. La Internacional no sirve ya para esconder su traición. Los votantes ven la tenaza contra el trabajo y el empleo y optan por retirar su apoyo al traidor. En Asturias, la región que el socialismo lleva 38 años arruinando, pronto comprobaremos qué resultado cosecha quien levanta muros entre españoles, les arrebata sus empleos y encarece sus vidas.

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