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Jesús Arango

Aldea cero versus cero ideas

En defensa del proyecto para la zona rural del Comisionado para el Reto Demográfico

La lectura en LA NUEVA ESPAÑA del pasado domingo del documentado artículo de Eduardo Lagar sobre el proyecto Aldea cero, con el que se trata de poner en práctica algunas de las propuestas que Jaime Izquierdo viene haciendo desde hace años, el hoy Comisionado para el Reto Demográfico, me supuso un subidón de optimismo, ya que se trata de una idea innovadora que puede ser un catalizador importante para enhebrar un nuevo enfoque que solucione los problemas rurales. Sin embargo, la posterior lectura en ese mismo periódico del escrito de Javier Calzadilla en el que se critican unas declaraciones e intervenciones del Comisionado me hicieron viajar en el túnel del tiempo a los años ochenta del siglo pasado y recordar las críticas y diatribas que, a derecha e izquierda –ahí está la hemeroteca y los debates en la Junta General para comprobarlo–, recibieron los primeros proyectos de turismo rural que el gobierno de entonces puso en marcha: La Rectoral en Taramundi, La Tahona de Besnes en Peñamellera Alta y La Casona de Mestas en Ponga. Las criticas de Calzadilla tienen la misma música que los negacionistas al cambio de hace cuatro décadas, cuyos descendientes ideológicos son hoy –sin sonrojo alguno– paladines del turismo con un fervor muy propio de los conversos.

Qué Calzadilla critique al Comisionado por decir que la previsible bajada del millón de habitantes debe relacionarse con la calidad de vida de los residentes es desconocer las dinámicas demográficas y el crecimiento económico: Navarra, con una superficie similar a la de Asturias, tiene sólo 661.537 habitantes –cifra muy similar a la proyectada para Asturias por Calzadilla para el año 2080–, y, sin embargo, es la tercera región española en nivel de Producto Interior Bruto por habitante, ya que Navarra tiene una economía diversificada y competitiva con fuerte presencia en los mercados extrarregionales. Y esa senda, la de la innovación, la productividad y la exportación, es por la que debe caminar el crecimiento de Asturias, pues los problemas demográficos son la consecuencia del modelo económico y no sus causas. Más que contraponer proyecciones de población, creo que hubiese resultado mucho más útil que Calzadilla –dada su condición de arquitecto– nos hubiese iluminado sobre como solucionar el “feísmo” que invade nuestras aldeas, pueblos, villas y ciudades producto de planes de urbanismo, la CUOTA y toda una compleja y profusa legislación urbanística y medioambiental.

Dos días después, entra escena otro representante de esa Asturias conservadora y reaccionaria a la innovación que constituye un pesado lastre para afrontar los cambios que precisa nuestra región. Me estoy refiriendo al escrito publicado por el secretario de la Federación Asturiana de Parroquias, que al igual que el señor Calzadilla, critica el proyecto Aldea cero sin aportar argumento alguno ni ningún tipo de propuestas, más bien parece que el autor lo que pretende con su escrito es hacer méritos para “resituarse” políticamente ante la posible irrupción de nuevas candidaturas rurales.

Decía Paul Romer, premio Nobel de Economía, que lo más importante para el crecimiento económico son las nuevas ideas y sobre todo las metaideas –instituciones que promueven y difunden las ideas–, pues bien, en mi opinión el proyecto de Aldea cero es una idea innovadora que está en línea con las propuestas de la Agenda Rural Europea y que constituye el primer paso para integrar Asturias en la Red de Aldeas Inteligentes, movimiento auspiciado por el Parlamento Europeo. Y dentro del proyecto de la Aldea cero, el CTIC RuralTech de Peón –heredero de las avanzadas propuestas del emigrante Ramón Álvarez para modernizar la agricultura de su tierra– puede considerarse como una metaidea muy útil para difundir en el ámbito rural el potencial que tienen las tecnologías digitales para su desarrollo económico y social.

Estoy convencido de que proyectos innovadores como el de Aldea cero contribuirán mucho más al objetivo de una Asturias dinámica y rejuvenecida que las pesimistas e infundadas críticas que nos trasladan Javier Calzadilla y el secretario de la Federación Asturiana de Parroquias. Por mi parte, concluyo con una petición al Comisionado para que valore incorporar una acción adicional al proyecto de Aldea cero: un programa de desarrollo integral de la parroquia rural de San Martín del Valledor. Esta parroquia, que ha sido asolada por devastadores incendios en varias ocasiones, que tiene una superficie de 55 kilómetros cuadrados, 68 habitantes y más de 4.000 hectáreas de montes comunales, pero tan sólo una densidad de población de 1,2 habitantes por kilómetro cuadrado, podría constituir un ensayo piloto de planificación de usos del suelo, de recuperación de viviendas y edificaciones tradicionales y de incorporación de nuevos pobladores, tanto para la gestión de explotaciones agrarias como para implantar allí todo un conjunto de actividades que hoy –cuando se cuenta con acceso a una red de banda ancha– se pueden desarrollar desde la aldea con destino a los mercados globales.

La puesta en marcha de programas y proyectos de este tipo serían el mejor homenaje que Asturias podría hacer para conmemorar en el próximo año el tercer centenario del nacimiento de Campomanes, sin duda el mejor político que ha dado esta región al gobierno de España, y que fue el inspirador a mediados del siglo XVIII del novedoso proyecto de colonización de las Nuevas Poblaciones de Andalucía y Sierra Morena, cuya ejecución encomendó a Pedro de Olavide. Se puede considerar a Campomanes como el padre del desarrollo rural, pues ya en 1774 recomendaba que había que llevar las industrias a las aldeas para evitar su despoblamiento. Por cierto, Adam Smith, el iniciador de la Economía moderna, nació también en el mismo año que nuestro Pedro Rodríguez de Campomanes, aquel el 5 de junio de 1723 en Escocia y éste el 1 de julio en Santa Eulalia de Sorriba, concejo de Tineo. Que el recuerdo y las ideas de ambos personajes nos iluminen para trabajar por la mejor Asturias.

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