Un grupo de científicos ha creado un material que simultáneamente es líquido y magnético. Gotas de este líquido magnético pueden además mezclarse con otros líquidos y la mezcla resultante conservar las propiedades magnéticas. El descubrimiento promete aplicaciones revolucionarias en el campo de la medicina.
Estos líquidos magnéticos podrían ser guiados mediante imanes externos a determinadas partes del cuerpo, lo que permitiría terapias altamente dirigidas y selectivas. Podría tener aplicación, por ejemplo, en el tratamiento del cáncer. En este caso, con la ayuda de imanes el líquido viajaría dentro del cuerpo rumbo a la células cancerígenas con una alta precisión, evitando así el ataque y destrucción de las células sanas y los efectos secundarios de la quimioterapia convencional.