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Manuel García Linares

Silencio y miedo frente al caos

Un mundo azotado por múltiples conflictos

Estoy cansado; quiero pasar de las noticias pero no puedo, cuando, mentalmente recorro el globo terráqueo lo único que te encuentras son conflictos en todos los continentes, ¡qué tristeza!

En 1989, con la caída del muro de Berlín, se acabó la “guerra fría”, se reunificó Alemania y se abrieron nuevas puertas para incorporaciones a la Comunidad Europea; se impuso el “Himno a la Alegría “ y se difundió el eslogan “hippie” de “haz el amor y no la guerra”. Entramos en el paraíso del consumo en un mundo globalizado. Con frecuencia, en la calle te encuentras con alguien que te ofrece una flor a la vez que de desea “amor y paz”. Pero tan idílicos momentos no podían perpetuarse... y los sueños se fueron desvaneciendo con un triste despertar.

Sin duda alguna estamos viviendo unos tiempos de dimensiones bíblicas; repetimos acontecimientos relatados en el antiguo testamento pero somos incapaces de rectificar en lo mas mínimo, por lo que cometemos los mismos errores; día tras día vemos como el caos nos va envolviendo y , paralizados por el miedo, nos callamos como si nada. De lo que ocurre fuera con nosotros; ojos que no ven, corazón que no siente…

Continuamos con las mascarillas puestas y aunque nos han dicho que no son obligatorias, nos vemos incapacitados para desprendernos de ellas; nos hemos acostumbrado a llevarlas y es como si formasen parte de nuestro rostro; con la mascarilla se nos ha borrado la expresión, cuando nos miramos al espejo apenas si nos reconocemos. Siempre se ha dicho que el rostro es el espejo del alma, borrado el rostro el alma desaparece. Ahora solamente nos faltan las orejeras para evitar mirar en nuestro entorno, así no nos enteramos de lo que ocurre en nuestro entorno por trágico que esto sea. Amanecemos con las noticias diarias sobre el covid-19, que si sube, que si baja, menos muertos, pero mas infectados y hablando de muertes ya no contabilizamos las causadas por otras enfermedades. Como si de un guión de Igmar Berman se tratase, día a día tenemos la partida de ajedrez entre el caballero y la muerte, menos mal que no es “presencial”. Silencio en el entorno, nos gobiernan con mentiras y así nos someten con el miedo y las noticias alarmantes. Ahora es la guerra de Ucrania invadida por Rusia y contemplamos día a día como se aniquila un pueblo, sus viviendas, sus hospitales, sus colegios y universidades, masacrando a familias enteras, niños y ancianos, no hablamos de jóvenes porque son soldados, se les pone un uniforme y se les suprime la condición de humanos.

Seguimos condenando las atrocidades del nazismo y el comunismo, mientras nos vamos olvidando de los derechos humanos y la fraternidad entre los pueblos; de nuevo cabalgan los jinetes del Apocalipsis: peste, guerra, hambre y muerte; los derechos humanos son papel mojado, nos olvidamos de la fraternidad y de la igualdad, también de la democracia, el respeto o la libertad, todo se ha convertido en vocablos vacíos de contenido, sustituidos por odio, rencor y envidia; ahora es Ucrania y ¿quien será mañana? y tenemos apartados, en nuestra memoria otros muchos conflictos en América, África o Asia, guerras, hambre, muerte y miserias, a pesar de ello nos calificamos como civilizados. Se va aminorando la peste del virus y surgen las revueltas, existen unos laboratorios y unas industrias de armamento para cuyos productos hay que buscarles mercado, la naturaleza, y la ecología se han convertido en una mera disculpa; al igual que en las épocas faraónicas, por un lado los ejércitos y por el otro los silos de trigo… ahora también el gas y el petróleo junto a las renovables, torres de Babel, y platos de lentejas por las que se compran y venden votos para colocar a políticos, claro que las lentejas de hoy, se han convertido en los becerros de oro de las sustanciosas comisiones, todo ello manejado por el poder fáctico de un nuevo orden mundial.

Me dice un amigo que hay que reírse mucho y cuando le pregunto si sigue con esta idea, me contesta que sí, pero que cada día le cuesta mas sacar fuerzas para ello; hemos terminado la celebración de la Semana Santa, pero seguimos subiendo el Calvario para ser crucificados… pero, hay que ser optimistas.

Hace años le preguntaban a una señora: ¿ cuál ha sido para usted la peor guerra, nuestra guerra civil o la mundial ? y ella contestó: para mi la peor ha sido la de Sidi Ifni, donde murió mi hijo.

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