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El primer año de la “década prodigiosa”

Gobiernos, empresas y ciudadanos siguen sin actuar de forma decidida contra el cambio climático

Hace un año (11 de abril de 2021) publiqué en estas mismas páginas un comentario sobre los cambios necesarios para que se pueda alcanzar el objetivo sobre Cambio Climático (CC) acordado en 2015 en Paris: limitar el aumento de la temperatura de la Tierra desde el periodo preindustrial a 2 °C, redoblando los esfuerzos para limitarlo a 1,5 °C. Los cálculos realizados por científicos para conocer las rutas de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que permitirían lograr dicho objetivo indican que, en las próximas tres décadas (2020–2050), estas deberían reducirse a la mitad en cada década y, además, lograr el secuestro de 5 Gt de carbono en suelos y vegetación o en reservorios geológicos para 2050, alcanzando con ello una emisión neta 0.

Cuando lo escribí ya estábamos en plena pandemia del covid-19, lo que había generado una reducción importante de emisiones, pero a la vez se esperaba y deseaba una recuperación vigorosa de la actividad económica. En Europa se llegaban a acuerdos de mutualización de deuda, los fondos Next Generation EU, Plan de Recuperación, para ayudar a reparar los daños económicos y sociales de la pandemia. Una de sus apartados trata de la movilidad y energías renovables como mecanismo para lograrlo.

El 24 de febrero de 2022 se produjo la invasión de Ucrania por la Federación Rusa, con efectos perversos sobre las personas y los bienes de la primera, y posiblemente también de la invasora; también sobre otros países no involucrados abiertamente en la lucha. Este acontecimiento y otros anteriores han generado una crisis de abastecimiento de combustibles fósiles, sobre todo gas y petróleo. Posiblemente estemos presenciando una reestructuración de la geopolítica de fuentes de energía y materiales, los combustibles fósiles, o la disponibilidad de tierras raras y elementos metálicos necesarios en múltiples equipos tecnológicos con importantes repercusiones sociales, ambientales y económicas.

Conviene añadir a este cambiante panorama que la población humana sigue en aumento. Las estimas a principios de 2022 la sitúan entre 7,8 y 7,9 millardos, por lo que es muy posible que en este año o como mucho el siguiente seamos 8 millardos. El crecimiento de la población y el consiguiente incremento de la demanda de recursos: alimentos, agua, energía, materiales, hace más complejo que se alcance el objetivo definido en París. Y mientras se mantiene o incremente la desigualdad de riqueza o bienestar entre países y personas.

Este es el panorama del mundo en el año 2021, año del comienzo de la “Década Prodigiosa”. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) se reunió en Glasgow (del 1 al 12 de noviembre de 2021) con el objetivo de obtener nuevos compromisos que permitieran alcanzar el objetivo fijado en Paris. Las propuestas de reducción de emisiones de GEI de la mayoría de los países seguían estando muy por debajo de lo que sería necesario para alcanzar este objetivo. En su Sexto Informe de Evaluación el IPCC, recogiendo lo publicado en los años precedentes, vuelve a incidir sobre las rutas de emisión y lo urgente de las actuaciones que deberíamos tomar. Ya se dispone de los datos sobre la tendencia que han seguido las principales variables que tienen que ver con el CC en el primer año de la década que debe “cambiar el mundo”. De acuerdo con los mejores conocimientos sobre el CC, en un orden lógico serían: emisiones de GEI, concentración atmosférica de GEI, incremento de temperatura y cambios detectados en el clima los daños y en la biodiversidad. Ya adelanto que las noticias no reconfortan.

Según el Global Carbon Project durante 2021 las emisiones industriales de GEI prácticamente recuperaron el nivel de 2019, 36,4 Gt de CO2. Después de un 5,4 % de reducción en 2020, que hizo concebir la idea de que entrabamos en el camino correcto, las emisiones industriales se recuperaron este año en un 4,9 %. Porcentualmente el país que más habría aumentado sería la India, aunque su contribución global y su contribución por habitante sean bajas. Pero también han aumentado en Estados Unidos, la Unión Europea, China, y el grupo de otros países. Estas estimas han sido confirmadas de forma reciente por Copernicus. La peor noticia es que la recuperación de las emisiones se ha debido a todos los combustibles fósiles, pero el mayor incremento se da en el carbón.

El segundo aspecto, probablemente el más trascendente, es el comportamiento de la concentración de los GEI; según el Global Monitoring Laboratory de la NOAA (USA) todos incrementaron su concentración atmosférica en 2021: dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxidos de nitrógeno (N2O) o hexafluoruro de azufre (SFe6). La tasa de incremento anual global del CO2 en 2021 se sitúa en el sexto puesto de la serie disponible, 2,66 ppm. Continúa la tendencia imparable en el incremento de los GEI sin señales de estabilización. Resulta pueril detenerse en reseñar la superación de los records de concentración atmosférica de CO2; lo realmente novedoso sería la ralentización de su incremento y la mejor noticia de todas: su estabilización. De hecho, la reducción de emisiones de GEI pretende que no se incremente la concentración de estos en la atmósfera.

Las estimas de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) - basadas en las de seis instituciones científicas – de la variación de la temperatura atmosférica global respecto al periodo preindustrial (1850-1900) es de 1.1 ºC. Una de ellas, Berkeley Earth, da un valor de 1,21 ºC y lo considera el sexto año más cálido; para esta institución los últimos 8 años son los más cálidos del registro. La serie GISTEMP de la NASA estima un incremento mayor sobre los continentes, 1,3 ºC, mientras que sobre los océanos es sólo de 0,56 ºC. Es una señal peligrosa para nuestra actividad. La OMM indica que el leve enfriamiento detectado respecto a 2020 (Berkeley Earth da un valor pare ese año de 1,36 ºC) se debe a la intensidad de un evento, la Niña, una de los extremos de la oscilación climática del Pacífico Sur El Niño (ENSO), que produce un enfriamiento, al contrario que El Niño que refuerza el calentamiento. Por último, la OMM recoge un debilitamiento de La Niña a principios del 2022 que si continua producirá un incremento de la temperatura al final del año 2022. Pero con toda seguridad seguirá su incremento en el futuro cercano.

Aunque el número e intensidad de eventos climáticos extremos son más difíciles de cuantificar, se han incrementado en las últimas décadas y el año 2021 ha sido un buen ejemplo. La tasa de incremento del nivel del mar también se encuentra en máximos en este año; se estima una subida media anual de 4,4 mm (basado en datos de los últimos diez años); es bastante mayor que el valor anual que alcanzaba en el final del siglo pasado, 3,1 o 3,2 mm. Pasar revista los daños causados por estos eventos extremos o a la tendencia general del cambio de climático sería inabordable en el contexto de esta nota, pero se puede tener un buen panorama en el Resumen para las políticas del grupo de trabajo II del IPCC (https://report.ipcc.ch/ar6wg2/pdf/IPCC_AR6_WGII_SummaryForPolicymakers.pdf).

En estos momentos es evidente que la humanidad no se encuentra en condiciones de lograr acuerdos, más bien todo lo contrario. Ante los desfavorables resultados de este primer año de la década se constata que los gobiernos, las empresas y los ciudadanos no hemos actuado de acuerdo con la gravedad del CC actual y sus proyecciones para el Aun dándose una respuesta muy limitada todavía se escuchan propuestas de partidos políticos y grupos de presión (en muchos países incluido España) que proponen eliminar las normativas que pretenden afrontar el problema, sin caer en cuenta en la sinrazón de los argumentos (si los tienen) que esgrimen. El tiempo sigue discurriendo, y durante los meses transcurridos de 2022 se siguen manteniendo tendencias similares. Aunque el panorama resulta desalentador hay que sobreponerse y seguir demandando y actuando con constancia y redoblada energía por el bien de los jóvenes, y no tan jóvenes, a los que golpearan los problemas derivados del CC de manera cada vez más frecuente y dura.

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