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LNE FRANCISO GARCIA

Viento de cola en el naval

Soplan vientos favorables para el naval asturiano, hasta el punto de ostentar en este momento el liderazgo del sector en España. De la traumática reconversión de finales de los años ochenta del pasado siglo, que prácticamente finiquitó los grandes astilleros de la región, hemos pasado cuatro décadas después al renacer de una actividad industrial con base en el occidente asturiano. Empresas familiares que surgieron en una lejana carpintería de ribera que construía embarcaciones artesanales se han convertido en pujantes compañías que compiten con éxito en un mercado internacional altamente competitivo tras haber adquirido, no sin esfuerzo, un elevado nivel tecnológico.

Que desde una ubicación periférica como la zona occidental costera de la región, Armón y Gondán hayan conseguido situarse como puntales del sector, es la demostración palpable que por dura que sea la competencia, el talento y el esfuerzo obtienen premio y ganancia. Así, la actividad ponderada de los astilleros privados españoles este año la lidera Asturias, con un 47% del trabajo, por encima del 41% del País Vasco y el 12% de Galicia. Ese porcentaje computa el número de botaduras, las puestas de quilla y la entrega de buques.

La industria naval asturiana está de dulce, con el viento de cola, con numerosos contratos de envergadura por encargo de armadores nacionales y extranjeros llegando a buen puerto; con entrada relevante en el sector de la imparable energía eólica marina, la construcción de pesqueros de factoría y de buques oceanográficos; con carga de trabajo garantizada para varios años y previsión de cifras de crecimiento sostenido. A barco nuevo, capitán viejo, dice el refrán. Los veteranos capitanes del naval asturiano lideran ahora una flota impresionante.

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