La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Elena Fernández-Pello

Una mirada femenina

Eugenia Tenenbaum y Helena Sotoca saben cómo utilizar las redes sociales para divulgar el arte y, de paso, hacer activismo

No todo es banalidad en las redes sociales. Museos de tanta envergadura como el del Prado están descubriendo que pueden extender sus salas en ellas y que pueden usarlas como espacios de divulgación desde los que acercarse a públicos nuevos, a los jóvenes y a aquellas personas que de otra manera no atravesarían el umbral, aunque en este caso sea virtual, de una pinacoteca o una galería de arte.

A día de hoy no hay museo que se precie, grande o pequeño, que no se haya abierto espacio en las redes, del Louvre al Hermitage, sin dejar atrás el Metropolitan, la Tate o el Van Gogh, todos sin excepción ofrecen un remanso de calma en medio del patio de vecinos alborotado que es Instagram, Twitter o Facebook.

Y junto a ellos se han abierto hueco divulgadores que han acabado por demostrar que el arte y la cultura, que la reflexión y el ejercicio crítico también pueden abrirse paso entre la algarabía digital. Eugenia Tenenbaum y Helena Sotoca son dos de ellas. Ambas son historiadoras del Arte, ambas aplican la perspectiva de género en la lectura de las obras de arte y de las corrientes artísticas. Ambas ejercen el activismo desde las redes, en el sentido más amplio de la palabra: hacen activismo feminista, también antirracista y anticapitalista.

Una mirada femenina

Se pueden compartir o no sus planteamientos ideológicos, de hecho con su discurso invitan a sus seguidores a aplicar una mirada crítica sobre el mundo, también sobre ellas. Lo que es incuestionable es la eficacia y el talento con el que usan las herramientas para comunicar su mensaje.

Tenenbaum ha titulado su primer libro “La mirada inquieta” (Temas de Hoy). Es un ensayo en el que hace un recorrido por la historia del arte, desde sus intereses feministas y desarticulando el discurso académico y aparentemente neutral. Tenenbaum invita a sus lectores a cambiar a menudo la perspectiva, ya sea para repensar la lectura del arte paleolítico –¿quién dijo que las pinturas rupestres habían sido pintadas por hombres?, ¿por qué no por las mujeres?– o para adentrarse en la crítica artística, planteándose, por poner un ejemplo, quién es mejor, ¿Rubens o Pollock?, o ninguno de los dos.

Tenenbaum enseña a sus seguidores, y, ahora, también a sus lectores que no todo es lo que parece a primera vista, les incita a no dar nada por hecho y así el arte se transforma en algo dinámico, que nunca se da por acabado.

Su compañera en la divulgación cultural Helena Sotoca utiliza un tono más gamberro en su cuenta de Instagram, donde se presenta como Femme Sapiens y en la que supera con creces los 200.000 seguidores. Es especialmente habilidosa convirtiendo obras maestras de la historia del arte en memes con mensaje feminista. Ella también acaba de poner en circulación un libro, “Ni musas ni sumisas” (Bruguera) en el que revisa la historia del arte aplicando una mirada feminista y rescatando para la historia y para los manuales los nombres de muchas creadoras notables.

Compartir el artículo

stats