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Javier Gómez Cuesta

Curiosidades de Don Gabino

1Lo que saben pocos es que de pequeño quería ser militar de aviación, cuenta la teresiana Pilar Ramírez, que fue profesora en su sus años infantiles, a quien él profeso un cariño especial. Decía la religiosa que era su madre la que soñaba y suspiraba porque fuera sacerdote: “Si mi hijo fuese curita…”. Entró ya de muchacho en el seminario. De hecho, él tenía una gran facilidad para la técnica y la mecánica. Y en la informática era un gran experto. Leía revistas de esa especialidad.

2 En Comillas, donde hizo gran parte de sus estudios, se le tuvo siempre como un estudiante ejemplar. En la espiritualidad, de marca ignaciana, fue un seguidor fiel del P. Manuel Nieto s.j., hoy camino de los altares. Y en lo doctrinal, lo fue del P. Joaquín Salaverri s.j., profesor de Eclesiología y perito del concilio Vaticano II. Le dirigió la tesis doctoral. De él dijo este profesor a un alumno suyo que vino de Toledo a Comillas: “A un alumno de D. Gabino, no tengo yo nada que enseñarle…”.

3 En su tiempo, fue el obispo más joven, con 39 años, en la diócesis más antigua de España, Guadix-Baza. Estuvo allí sus primeros cuatro años de obispo, donde llevo a cabo, en aquellas tierras tan necesitadas, un Plan Social Diocesano, algo novedoso en aquellos tiempos. Su acción social pastoral fue una de las cosas que facilitó su elección para Asturias.

4 Uno de los momentos en los que más gozoso y feliz vi a D. Gabino fue cuando la visita del papa a Covadonga. Como presidente, tuvo que ceder a otros obispos la posibilidad de recibirlo (en eso D. Gabino era un caballero, nunca se aprovechó del poder ni lo quiso). Le quedó la espina, una vez que cesó como presidente de la Conferencia. El papa se lo reconoció celebrando una estancia más larga y, sobre todo, muy cercana.

5 Como adelantado en las redes, le hubiera gustado iniciar un apostolado online. Tenía planes para ello. Siempre pensó que la informática era un instrumento válido para la evangelización y que la Iglesia tenía que hacerlo valer.

6 Asistió solamente a la última sesión del Concilio Vaticano II. Muchas veces me dijo que aquellos tres meses fueron su noviciado episcopal y que allí recibió la inspiración para ser un obispo conciliar. Aunque nunca lo dijo, yo creo que pertenece “al pacto de las catacumbas”, que hizo un sector numeroso de obispos para despojarse de muchos de los revestimientos y vivir de una manera sencilla, humilde, de ser un obispo pastor, y no un obispo feudal.

7 En Asturias fue el iniciador, con Luis Legazpi, de las misiones diocesanas en América y África. En Burundi y Benín; en Guatemala y Ecuador.

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