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Susana Solís

Futuro Europa

Susana Solís

Responsabilidad y deber, no pataletas

Una segunda oportunidad para que la Eurocámara defienda los intereses de la industria asturiana

No todos los días se tiene una oportunidad como la que vivimos hace una semana en Estrasburgo. La industria asturiana se jugaba mucho en una de las votaciones del pleno del Parlamento Europeo más trascendentes de la legislatura. Y el resultado fue decepcionante.

Se llevaban al pleno varias de las leyes incluidas en el “Fit for 55”, un paquete legislativo muy amplio que regulará desde las emisiones de la industria hasta el fin de la matriculación de coches de combustión a partir de 2035; y, como decía, en ciertos casos con interés especial para Asturias y su industria.

Tres de las leyes iban entrelazadas por sus características comunes: la reforma del mercado de emisiones, el ajuste de carbono en frontera y el Fondo Social para el Clima. Las tres se echaron atrás después de que el grupo socialista, reunido de urgencia tras el voto de enmiendas, decidiese situarse junto a la extrema derecha y los verdes, ya que el calendario que salía adelante para acabar con los derechos de emisión no era tan exigente como el que a ellos les hubiese gustado. Una incomprensible enmienda a la totalidad sobre un paquete legal muy relevante.

La ley que se votó recogía muchas de las preocupaciones de la industria asturiana, poniendo sobre la mesa novedades tangibles para rearmarnos frente a la desventaja competitiva que se deriva de la descarbonización. La reforma del mercado de emisiones, por ejemplo, contemplaba una enmienda para que el mecanismo de ajuste de carbono en frontera no lastrase nuestra competitividad y para que haya una compensación cuando exportamos fuera de Europa. La explicación es sencilla: el arancel nos permite competir en igualdad de condiciones en Europa, ya que todos pagamos por los derechos de emisión. Sin embargo, nos deja desarmados al competir fuera con productos que no han pagado por contaminar, ya que producir más verde suele implicar producir más caro. Eso es innegable.

Este paquete climático no puede esperar más. Por ello, en el Parlamento hemos acordado que el próximo día 22 se volverán a votar las leyes que se echaron atrás la semana pasada. Ahora tenemos otra oportunidad para rectificar y estar con el sector industrial y los empleos, pero el punto de partida ya no es el mismo. Lamentablemente, la espantada de los socialistas ya se ha traducido en algo negativo: la ley que llegará a pleno el día 22 tendrá que tener un calendario más abrupto para que cuente con el apoyo socialista. A cambio, les pediremos que no vuelvan a rechazar otras enmiendas claves para la industria como la del apoyo a las exportaciones que he mencionado.

He leído con sorpresa en este diario las palabras del eurodiputado socialista Jonás Fernández a raíz de la votación en pleno. Por alusiones, creo que es necesario aclarar varias cosas. Obviamente me pronuncié con enfado tras la votación del miércoles. Y con motivos. Echar abajo una legislación por el desacuerdo en el calendario me parece irresponsable, y más teniendo en cuenta las formas: un corrillo de patio de colegio que perjudica la postura del Parlamento en la futura negociación con el Consejo.

La realidad es tozuda y no deja lugar a la interpretación. Los responsables de ahogar el sector industrial asturiano tienen nombres y apellidos. A nivel nacional, el PSOE, con la ministra Teresa Ribera a la cabeza, ha sido el encargado de adelantar todos los plazos posibles, yendo más allá de los recomendados por la Comisión y desmantelando apresuradamente centrales térmicas y minas de carbón. Los socialistas españoles tampoco han apoyado a la industria electrointensiva en ninguna de las ocasiones que se les ha presentado. La industria asturiana está muriendo con su complacencia.

Y en Europa, como decimos, el acuerdo de la semana pasada se echó atrás por la renuncia a última hora del grupo socialista. Seamos claros: aquel acuerdo era mejor que el que se ha cerrado hoy y contaba con los votos de los dos diputados asturianos en la Eurocámara. Los dos votamos a favor del texto final en pleno; y considero que Jonás Fernández hizo muy bien en no seguir la disciplina de voto socialista; le felicito por ello.

El texto recién negociado es más confuso y hace que el futuro de la industria asturiana sea más incierto, sobre todo en el apoyo a las exportaciones que tanto necesitaba el sector para ser competitivo en el extranjero. Volver a tirar abajo la reforma del mercado de emisiones y el mecanismo de ajuste en frontera sería una irresponsabilidad a todos los niveles. Y Asturias no puede volver a jugarse en la ruleta el futuro de su tejido industrial.

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