Regresó Barbón de Madrid más bonito que un San Luis, expresión que refiere a la pulcritud de los soldados del ejército francés que el absolutismo europeo mandó a combatir a España en defensa de Fernando VII frente a los liberales de Riego. El “enfado” del presidente de Asturias con sus jefes le llevó a acudir bien pertrechado a cinco ministerios, con ánimo de generalato, aunque si uno va a la capital en son de guerra lo primero que tiene que hacer es acudir al Ministerio de Defensa, que es donde se refugia el alto mando enemigo. Y de paso haber pedido cuentas por cómo va lo nuestro con el traspaso de los terrenos de la antigua fábrica de armas de La Vega, de crucial relevancia para la mejora de la imagen y el desarrollo económico de Oviedo.
Barbón arrancó del Gobierno un trato similar al de Cataluña en el seguimiento de la ejecución presupuestaria de las inversiones previstas para Asturias en los Presupuestos Generales del Estado, muchas de ellas y muy importantes de perezoso cumplimiento. Pero ya se sabe que en este país si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; pero si quieres que no se solucione, basta con crear una comisión.
Ya sabemos, a resultas de la carrera en cinco etapas del Tourmalet barbonista, que la variante de Pajares quedará expedita al tráfico ferroviario en mayo del año próximo, el mismo mes en que están previstas las autonómicas y generales. O sea, que el Gobierno socialista -si para entonces existe que es probable que sí, pese al empeño diario de sus componentes en dinamitarlo- utilizará el AVE como vehículo electoral. Si es que no se produce el enésimo retraso, que ya auguró Zapatero que Oviedo y León estarían unidas en 2009 mediante el tren ultrarrápido y tuvo menos acierto en su predicción que la bruja Lola. No descarten que lleguen las elecciones y sigamos viajando en tren a Madrid por la vía de Jovellanos.
