La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Jenny Mora

La esperanza es nuestra

A propósito de los resultados electorales en Colombia

Cuesta decirlo y escribirlo. La alegría sigue siendo tanta que las lágrimas no piden permiso y encuentran su camino en esa sensación desconocida que produce el amor por la patria. Dimensionarlo es difícil. Es la primera vez que un gobierno de corte popular llega al poder desde 1810; es la primera vez que una mujer y afrodescendiente es vicepresidenta, y que los territorios por fuera de las grandes ciudades se unen en la campaña. El camino por delante será largo, los cambios irán lentos, pero la esperanza es nuestra y la reconstrucción del país empieza ahora. Colombia cambiará.

Es innegable que toda América Latina se encuentra transitando por un nuevo ciclo político y Colombia, siempre ajena a procesos anteriores, se convertirá en los tiempos que vivimos en un pilar fundamental al que pronto se sumará Brasil y en el que se encuentran, entre otros, México, Bolivia, Chile y Honduras.

Algunos elementos de la realidad colombiana nos permiten narrar una historia que no ha sido posible contar sino transcurridos dos siglos.

Destaca la capacidad de resistencia de la izquierda colombiana. Colombia es uno de los países dónde más ambientalistas, defensores de derechos humanos y líderes sociales se asesinan; su gobierno ha sido condenado por tribunales internacionales por el exterminio de un partido político, la Unión Patriótica, que ha sufrido el asesinato de más de 5.000 militantes. La resistencia social se ha enfrentado durante décadas a la represión y a la acción criminal de grupos armados, legales e ilegales y, a pesar de ello, ha sido capaz de mantener intactas las ideas y los profundos anhelos de cambio que requiere el país.

La firma del Acuerdo de Paz de 2016, marcó un antes y un después en el movimiento social colombiano. Se convierte en oportunidad el hecho de dejar el miedo atrás y permite la apertura de un nuevo período que demostró su máxima capacidad de movilización en abril de 2021, con el estallido social que paralizó al país durante semanas, gracias al respaldo de amplias mayorías. La sociedad fue colectivamente consciente del abandono del gobierno durante décadas. La desprotección de los derechos fundamentales, el hambre y la extrema necesidad, se suman a las graves consecuencias que deja una pandemia en un país donde el 60% de los trabajadores colombianos viven de la informalidad. Y así se reflejó en las carreteras.

Finalmente, y como consecuencia de lo anterior, un proceso de unidad muy amplio que supera en mucho a las organizaciones y partidos políticos, recorre el país de extremo a extremo y es capaz de convocar a las gentes de todas las clases, profesiones, a mujeres y hombres que nunca participaron pero que ven en esta la oportunidad del cambio.

Es el tiempo de vivir sabroso.

Compartir el artículo

stats