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Martín Caicoya

Microbios que llevamos y que trajimos de América

La gripe fue, la sífilis vino y, más recientemente, la enfermedad de Lyme que transmite una especie de garrapata

Quizá la experiencia de la pandemia Covid 19 nos sirva de analogía para imaginar qué ocurrió en las primeras fases de la conquista de América. La teoría es que los españoles llegaron cargados con virus y bacterias patógenos desconocidos en las poblaciones locales. A su propagación contribuyó el hacinamiento: en Centroamérica, como describen las crónicas, había muchos habitantes concentrados en ciudades bastante grandes. La alta letalidad quizá la haya facilitado un estado nutricional deficiente. La talla baja, además de un condicionante genético, tiene que ver con la alimentación. Aunque se trajeron importantísimos productos vegetales, como la patata, el tomate, el pimiento, el tomate, las judías verdes, el maíz, los cacahuetes, el chocolate, ellos apenas consumían productos animales. Pero para aquellas enfermedades que la experiencia de contagio crea ciertas resistencias, como la gripe y multitud de enfermedades respiratorias, incluida las producidas por coronavirus, los supervivientes tendrían la misma capacidad de soportar la agresión microbiana que los españoles. Aunque los expertos dicen que se estima que entre el 80 y el 95 % o de la población nativa americana fue diezmada dentro de los primeros 100 a 150 años posteriores a 1492, en mi opinión la mortandad por infecciones no se prolongaría tantos años. Me cuesta entender ese holocausto biológico. Cuánto contribuyó una desestructuración de la sociedad, el desconcierto provocado por la invasión y conquista, la pérdida de su modo de vida, las hambrunas y malas condiciones de trabajo, es difícil de saber.

Los españoles creemos en el poder de la palabra, que aparece en la Biblia con el "hágase la luz". Los sabios se reunieron varias veces para decidir cómo tratar a esos nuevos habitantes de la corona de Castilla. Una vez decidido que tenían alma y derecho de salvación, con disposiciones admirables para la época, crearon las leyes de Indias para proteger a los que creían indios de la India. Pero ese poder performativo no fue tan eficaz como se esperaba. La explotación desalmada que hicieron los encomenderos fue letal para muchos. Desalmada porque ellos se refugiaban en la idea, negada por las leyes, que los indios no tenían alma, que eran animales, como los africanos que importaron cuando apenas quedaban indios. O porque esos africanos eran más fuertes. Que no se hable de una alta mortalidad por enfermedades infecciosas entre los esclavos quizá se deba a que siempre hubo contacto con Africa, intercambio de gérmenes patógenos y a que los supervivientes del letal viaje en barco eran los más fuertes.

Además de los maravillosos productos alimentarios importamos algunas enfermedades, la más importante la sifilis. La teoría es que vino con los tripulantes que acompañaron a Colón, algunos se unieron a la campaña militar de Carlos VIII de Francia y sitiaron Nápoles en 1495. El contacto con las prostitutas locales amplificó la transmisión. A los 5 años de su llegada, la enfermedad era una epidemia en Europa. Estudios filogenéticos demuestran que treponema pallidum como agente infeccioso se desarrolló en América.

Más reciente, de ese continente importamos varias enfermedades. La más preocupante en esta época del año es la de Lyme. La trasmite una especie de garrapata que en su ciclo vital se infecta al picar un animal que albergue la bacteria Borrelia burgdorferi. Estos arácnidos se alimentan de sangre en todas sus encarnaciones. Se colocan en los sitios de paso, apoyados en las patas traseras otean el horizonte: perciben el CO2, ciertos olores corporales, la humedad y el movimiento. Cuando pasa la víctima, se pegan a ella y recorren su cuerpo hasta encontrar el sitio preferido para picar. En la saliva tienen un anestésico, chupan la sangre hasta hartarse y se desprenden a la espera de evolucionar a otra forma. Si portara la borrelia, pudo haberla escupido o vomitado en su víctima.

Para evitar la picadura, en caso de caminar por monte, conviene ir con ropa clara que cubra los mayor parte de la piel. Si el paseo es por lugares donde hay mucha exposición se recomienda usar un repelente en la piel e incluso una permetrina en la ropa. Al llegar a casa, ducha e inspección de la piel. Si se detecta una garrapata lo mejor es extraerla con unas pinzas y cuidado. No se deben usar líquidos o aceites, entre otras cosas porque puede provocar el vómito. Si al extraer la garrapata quedan patas en la piel, basta con un antiséptico para resolver el problema. La enfermedad de Lyme se manifiesta entre 3 y 14 días desde la picadura con fiebre, dolor de cabeza, dolores articulares o hinchazón de ganglios. Lo más característico, entre el 70 y el 80% de los casos, es una erupción que se forma en el lugar de la picadura de color rojo con forma redondeada como ojo de buey o diana. Se denomina eritema migrans porque eso hace. El tratamiento antibiótico en esta fase es curativo.

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