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Josefina Velasco

El Suroccidente, un buen plan

Degaña acoge mañana la presentación del libro "El romancerillo de Ibias y Degaña", su mercado tradicional y su mitificada "noite celta"

Allí dónde la Asturias más poblada no se ve, donde a veces da pereza ir porque todo parece confabularse en contra –desde la distancia hasta las comunicaciones– hay paraísos que son más cercanos que muchos de nuestros soñados destinos extraños. Degaña e Ibias son de esos concejos que hay que visitar expresamente y, una vez allí, entiendes que aportan un plus de paz y calidad que los hace más atractivos de lo que creías. Comparten caminos, rutas y dedicaciones históricas en tierras de Cunqueiros o Tixileiros entre El Bao, Sistierna, Corralín y Tablado (que allí son al parecer Vau, A Estierna, Curralín y Trábau) dos a dos los pueblos vecinos repartidos entre los vecinos concejos de Ibias y Degaña. En tiempos históricos, más de dos siglos atrás (1810), fueron refugio de quienes huían de la invasión napoleónica. La Junta Superior (sucesora en la guerra de la Junta General) buscó abrigo en Cerredo, Marentes, Cecos, Bustelo o Sena entre otros sitios, recorriendo pues las sendas de este paisaje que siempre sorprende y arropa como sus gentes.

Los habitantes de parajes mixtos "cunqueiros y tixileiros" tuvieron su propia jerga, aprovecharon sus recursos, se apañaron desde siempre en ser artesanos de la madera abundante, tallando con habilidad todo lo necesario para la vida local y del hogar. Íbanse a lugares vecinos o a tierras de Castilla a vender sus productos y lloraban su ausencia quienes quedaba a la espera:

Us cunqueirus vansi, vansi

as cunqueiras choran, choran

ay! di mi tristi aburrida

cun con vou durmir agora.

Lugares fronterizos de concejos fronterizos entre ellos; y entre León y Galicia, que por eso Degaña, en el límite Cerredo (Zarréu), es hermano de Laciana (L.laciana) en habla de patsuezu local; mientras Ibias, tan pegada a los lucenses Fonsagrada o Negueira de Muñiz desarrolla esa "fala" propia que llevan a gala de no ser oficial sino de casa. Todos los territorios de frontera se contaminan entre sí, y menos mal que así es, y crean lazos que se amplían por lo familiar, en dichos, cuentos, canciones, andanzas y romances. En esa riqueza y diversidad conviven natural y tradicionalmente.

Cuando en las primeras décadas del pasado siglo XX el gran filólogo, historiador, escritor y sabio andariego que era don Ramón Menéndez Pidal (1869-1968) se acercó en conocimiento por los paisajes de este rincón, aún más lejano que hoy, de Degaña e Ibias contactó con las leyendas y tradiciones, que orgullosos compartieron desde tiempo inmemorial sus moradores. Don Ramón siempre buscó explicación a las conexiones profundas entre el habla de las gentes y su desenvolvimiento vital y esa pasión le llevó al estudio de numerosos espacios de España, pateándola, alejado del escritorio. Y, como gallego de ascendencia asturiana, este lugar de raya compartida le interesó, como ahora le interesaría ver el trabajo desarrollado a partir de sus estudios. Fruto de la transmisión oral asturiana hubo un tiempo en el que los relatos se retocaban para ennoblecerlos, cuando lo noble y bello está en su ser auténticos. Por eso la Fundación Ramón Menéndez Pidal auspicia la recuperación.

Siempre dispuestos a conservar lo suyo y a mostrarlo orgullosos a otros, organizan ahora, la presentación del libro "El romancerillo de Ibias y Degaña", del que ya el año pasado hablaba ilusionado el escritor y animador Pedro Villanueva, que junto a su gente de Cerredo siempre está en movimiento. Y en Degaña esta vez habrá, al calor de un mercado tradicional y una mitificada "noite celta", la difusión de este proyecto cultural que sigue hermanando a dos concejos, Ibias y Degaña, próximos entre sí y menos lejos de los demás de lo que creemos.

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