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Jorge J. Fernández Sangrador

El viaje de Scalfari

Un periodista no creyente que sin embargo trabó serena amistad con el Papa Francisco

Ha fallecido Eugenio Scalfari (1924-2022), fundador del diario "La Repubblica", cofundador del magacín "L’Espresso" y figura muy destacada del periodismo italiano. El Papa Francisco lo apreciaba muchísimo. Y eso que Scalfari se declaraba no creyente y no era especialmente benévolo con la Iglesia ni con la religión, pero habían mantenido ambos una estrecha relación, que el Papa ha calificado de "leal amistad".

Una lealtad muy peculiar, porque el Vaticano tuvo que salir, al menos en dos ocasiones, a dar explicaciones, pues algunas expresiones que Scalfari puso en boca de Francisco, como dichas literalmente por el Papa en unas entrevistas que el director de "La Repubblica" le hizo, eran, tal como aparecieron en el periódico, una interpretación de Scalfari. Éste admitió abiertamente su tergiversación.

"Soy un no creyente que se interesa y se siente fascinado, desde hace muchos años, por la predicación de Jesús de Nazaret, hijo de María y de José, hebreo de la estirpe de David. Tengo una cultura iluminista y no busco a Dios. Pienso que Dios es una invención consolatoria de la mente humana", confesaba Scalfari.

Sin embargo, en "Incontro con Io" (1994), el primer libro de su trilogía sobre asuntos metafísicos, al que han seguido "Alla ricerca della morale perduta" (1995) y "L’uomo che non credeva in Dio" (2008), Scalfari inició su relato escrito con la evocación de una historia personal.

Se hallaba con unos amigos en la parte de atrás de un bar y conversaban sobre temas diversos. Uno de ellos, levantándose, dijo: "Y queda finalmente Dios, pero no sabemos en dónde está". Y otro respondió: "Hagamos un viaje y lo descubriremos".

"Haremos ese viaje largo. Propongo que lo hagamos todos juntos, intercambiándonos las informaciones que logremos obtener. Al final, escribiremos el libro más formidable que se haya escrito jamás, en el que todo, finalmente, se esclarezca", dijo uno de ellos.

Scalfari emprendió aquel viaje y se encontró, no sé si con Dios, pero sí con el "Yo", al que dedicó "Incontro con Io", que es una suerte de autobiografía. "No soy yo quien ha hecho mi libro, sino que es mi libro el que me ha hecho a mí", decía citando a Montaigne, su maestro cultural. Un libro que, durante su gestación, fue llevándolo a lecturas imprevistas, a ensartar pensamientos que le sobrevenían, uno tras otro, inesperadamente, a encontrarse con su propio ser.

Todas las obras escritas por Scalfari están aderezadas con referencias bíblicas o teológicas. "Se declaraba no creyente, si bien en los años en los que yo lo conocí reflexionaba profundamente también sobre el sentido de la fe. Se interrogaba siempre por la presencia de Dios, por las cosas últimas y por la vida después de esta vida", dijo de él Francisco en las declaraciones que hizo tras el fallecimiento del periodista.

Tuvo, en los años de infancia y primera juventud, una buena formación y práctica religiosas, pero las abandonó porque, explicaba Scalfari, se encontró con Atenas. Aunque, a decir verdad, no se ve, en eso, la necesidad de la relación causa-efecto, porque también hemos llegado a Atenas otros y seguimos creyendo en Cristo. Además, él mismo reconoció que había aprendido a razonar haciendo ejercicios espirituales de san Ignacio con el Padre Lombardi.

Hizo el viaje de su vida a su manera. Si no hubiese andado en lides políticas, periodísticas y empresariales puede que hubiese llegado más allá en el alcance de nuevas luces que iluminasen sus interrogaciones por las cuestiones últimas de la existencia. O no, ¡quién sabe! Y pienso igualmente que, en el trasfondo de su singladura intelectual, siempre estuvo presente, para bien, la figura de su catolicísima madre y lo que ésta le transmitió en los años iniciales de su vida en el hogar familiar.

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