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Fernando Granda

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Fernando Granda

Otra piedra en el Camino, un AVE que no llega al Paraíso

Del "apretarse el cinturón" de Suárez al "quitarse la corbata" de Sánchez

No puede ser. Cada vez que se habla del AVE para Asturias “sube el pan”, es decir, surge un nuevo problema, llega un retraso. Ahora resulta que los vecinos de Trobajo del Camino nos cortan el camino, el gran camino de hierro -que dirían en Francia- y no quieren dar paso a nuestra Alta Velocidad por su puente. Es decir, olvidémonos del próximo mayo como fecha de entrada en servicio. Según cuenta Ramón Díaz en LA NUEVA ESPAÑA, el puente por donde han de pasar los trenes en el municipio de San Andrés de Rabanedo no parece apto para la velocidad de esos convoyes. Otra piedra “en el Camino”.

Existe una planta que se llama así, Ave del Paraíso; existe un animal que tiene ese mismo nombre; pero parece que un tren con esa denominación se resiste. La planta tiene una forma estilizada, parece un ave con un penacho puntiagudo y esbelto. El animal tiene un colorido llamativo y unas costumbres curiosas. Son dos imágenes preciosas. Creía que el tren sería una bella estampa en el panorama de las comunicaciones españolas. Pero el ferrocarril no quiere una buena imagen en el Principado de Asturias. No está prevista su llegada -solamente un sucedáneo- al Paraíso. ¿Con nuevo retraso?

Parece una reivindicación inoportuna en estos momentos en los que los extremeños sufren una monumental tomadura de pelo. Pero es que muchos asturianos empezamos a estar hartos de recibir promesas incumplidas, de sorprendentes retrasos, de declaraciones fatuas ni justificadas. El AVE es un mito que no puede atravesar la Cordillera Cantábrica. Pero en sentido contrario a la leyenda negra que tenía la sidra, que perdía su fuerza al salir fuera de Asturias. La alta velocidad pierde su fuerza al entrar en el Paraíso. La cúpula del Gobierno de comienzos de siglo se presentó en las inmediaciones de la montaña que nos separa de la Meseta para escenificar la futura implantación de un medio de transporte que sacaba al Principado del siglo XIX. Disfrutamos ya de la tercera década de la centuria y cada vez que un/a representante del Ejecutivo abre la boca se cierra la posibilidad de que el tren rápido funcione. El túnel del tiempo es tan largo que parece que no veremos la luz a su final, como si fuese el más largo del mundo. Decía un bromista tras el último retraso oficioso que parecía el tren de la bruja porque cuando lo nombramos nos daban siempre muchos palos.

A los extremeños, que tienen un tren decimonónico, les acaban de decir que van a cambiar los horarios de los trayectos para que no tengan la sensación de retrasos y de llegar tarde, a pesar de ser unos trenes nuevos novísimos, según la información oficial. A los asturianos no han llegado a tanto, las disculpas son más técnicas, quizá más tramposas, pero menos sinceras. Los casos son similares en cuanto a la realidad de la circulación de convoyes. No hay forma de que la Alta Velocidad nos llegue, nos ponga en el siglo XXI. Urbano Rubio Arconada (“El AVE de la euforia”) daba unos datos contundentes días pasados en estas páginas.

La gravedad del asunto tiene un origen distinto. En Extremadura se quedaron sin un trayecto que comunicaba la zona con el mar, tanto por el Norte como por el Sur. Las razones de suprimir la ferroviaria Vía de la Plata fue una decisión social imperdonable por muchos argumentos económicos que esgrimiese la presidenta de Renfe durante el Gobierno de Felipe González. El abandono de la red asturiana de Feve es más reciente aunque tan grave como la decisión de la expresidenta de Renfe que propició los cierres definitivos de los trenes entre Asturias y Andalucía o por la red directa entre Madrid y Burgos, en la que se había conseguido un récord de tiempo entre Madrid y París. Los cierres tenían como argumento la escasa rentabilidad a pesar de ser servicios públicos en zonas con precarias comunicaciones.

Si la fecha de mayo de 2023 no se cumpliese en cuanto a la entrada en servicio de la Variante, última (¿penúltima?) prevista según declaraciones del personal del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agencia Urbana, sería de esperar que tampoco lo hiciera el “bramido de entusiasmo” que augura Rubio Arconada para 2040. Conviene recordar, como se señala en “El AVE de la euforia”, que el Principado puede quedar como única comunidad autónoma -hasta Extremadura y Cantabria tienen promesa de llegada de AVE real- marginada en términos de comunicación, “Una grave discriminación en comparación con el resto de comunidades autónomas con conexión ferroviaria homologada con Europa”. La aldea de “Asturix”.

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