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Pere Casan

La nueva normalidad

Un momento crucial sujeto a cambios rápidos e impredecibles que requiere de liderazgos auténticos

Existen pocos términos con tantas acepciones como la palabra "normal". En el diccionario de la Real Academia Española se recoge hasta siete definiciones y me atrevo a decir que aún podríamos añadir alguna más. Normal es lo que se halla en estado natural, lo más habitual u ordinario, lo que sirve de norma o regla, lo que se ajusta a unas condiciones previas, etcétera. En estadística se habla también de una distribución normal cuando los valores se adaptan a una curva descrita por el gran matemático alemán Carl Friedrich Gauss (1777-1855). Hablamos de la Escuela Normal como el lugar donde se enseña magisterio, e incluso Normal es el nombre de un pueblo de Illinois en Estados Unidos.

Analizar el concepto de normalidad se ha convertido en un objetivo de numerosos pensadores actuales. Jerome Ravetz (Filadelfia, USA, 1929) y Silvio Funtowicz (Buenos Aires, Argentina, 1946) han desarrollado la idea de "posnormal" para definir las condiciones contemporáneas donde se mueve la investigación científica. Ante cualquier situación, las variables que intervienen estarían representadas por la incertidumbre del sistema (eje de las X) y el riesgo de la decisión (eje de las Y). Cuando la incertidumbre es baja, el riesgo es controlable y la rutina metodológica lo solucionaría con los medios disponibles. Cuando la incertidumbre es de grado medio, será necesaria la consultoría profesional o la asesoría de expertos para resolverlo. Finalmente, cuando la incertidumbre es muy elevada (cambio climático, situación económica mundial, pandemias, guerras, etcétera), el diseño de la metodología y la puesta en práctica de las posibles soluciones, deberían realizarse antes de que todos los fenómenos previstos se hayan manifestado.

El pakistaní Ziauddin Sardar (1951), de nacionalidad británica, es también uno de los más destacados pensadores sobre este concepto. Autor de numerosos artículos y libros sobre diferentes aspectos culturales, se distingue por ser, a su vez, un gran erudito sobre el Islam. En conjunto estaríamos en una época que vendría definida por tres "C": complejidad, caos y contradicciones, o también etiquetada como de las cuatro "S": speed (velocidad), scope (alcance), scale (escala) y simultaneity (simultaneidad). En esta situación, donde todo ocurre con una rapidez inusitada y los cambios se transmiten a todo el globo terrestre (olas de calor, inflación, riesgo nuclear), los peligros son muy altos y las decisiones urgentes. Y es precisamente ahora cuando las aportaciones científicas son notablemente blandas y las decisiones políticas conllevan un sabor amargo, que conduce hacia una vida más dura y difícil. Nos urge aumentar la responsabilidad colectiva, elevar la ética individual hasta lo más alto y estimular a fondo nuestra imaginación. Estamos en un tiempo donde se necesitan más que nunca liderazgos auténticos y no sucedáneos. Para un momento "posnormal", se solicitan urgentemente ideas supranormales. Lo que este autor pakistaní define como ver el porvenir en tres mañanas: el presente extendido y los futuros familiar e impensable. En su obra "El cisne negro" ("El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable". Ediciones Paidós Ibérica. Barcelona, 2008. ISBN 978-84-493-2077-4), Sardar ilustra con grandes ejemplos esta época posnormal, aprovechando también las ideas del político marxista italiano Antonio Gramsci (1891-1937), cuando decía que las viejas ortodoxias se están desvaneciendo, a la vez que las nuevas están aún por nacer.

Mientras discutimos si la pandemia actual se puede definir como un fenómeno de "rinoceronte gris" o de "cisne negro", en función de si se trataba de un hecho predecible o impredecible, dediquemos unos minutos a otro tipo de cisnes. Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893) estrenó su famoso ballet "El lago de los cisnes" en el teatro Bolshói de Moscú en el año 1877, pero no fue hasta el año 1895 cuando triunfó plenamente, con la versión presentada en el teatro Mariinski de San Petersburgo. Las razones del primer fracaso fueron varias, pero no se descarta, además de la difícil interpretación de los pasos de danza, en un autor que intentaba por primera vez acercar el baile a la música, que el argumento se fundamentaba en una narración de origen alemán, "El velo robado". El famosísimo "paso a dos", me refiero al del tercer acto, el del cisne negro (Odile) con el príncipe Sigfrido, es una de sus obras más emblemáticas y representa uno de las escenas más famosas de todos los títulos mundiales de ballet. Dos de los más reputados bailarines de todos los tiempos, Anna Pávlova (1881-1931) y Rudolf Nuréyev (1938-1993) han dejado una imagen excelsa del arte de la Rusia imperial en todos los más conocidos teatros del mundo. Nada parecido a lo que esta gran nación exporta hoy en día dedicado a la ciencia, la cultura o a la armonía internacional.

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