Por múltiples razones, probablemente esta temporada de pesca fluvial en Asturias haya marcado un punto de inflexión en ríos, despachos y cabezas pensantes. Y no me refiero tan solo a los pobres datos de capturas en general, salvo honrosas excepciones, ya que hemos asistido a un baño de realidad que nos ha puesto a todos en nuestro sitio, aunque hay muchos que todavía siguen buscando el suyo.

A la sombra del lobo se escuchan desde influyentes mentideros que tal vez no estaría mal pedir la declaración del salmón como especie protegida y, visto lo acontecido en el caso citado, cualquier tipo de confianza sería un error irreversible. Tampoco desde Bruselas fluyen buenas noticias, sobre todo si tenemos en cuenta la situación del salmón a escala continental, y probablemente no se vería con malos ojos cualquier tipo de medida en la línea de lo expuesto anteriormente.

Pues bien, con estos precedentes, aquí ya estamos metidos en el debate propio de estas fechas sobre la normativa de pesca del año que viene, con la resaca de una temporada con un número de salmones echados a tierra lamentable. Aquí ya estamos con lo de si todo cotos, cupos, ninfa tradicional y demás ambrosías.

¿Somos realmente conscientes de lo que se nos puede venir encima si no nos ponemos las pilas inmediatamente? ¿Seguimos con el "tira que libras" hasta que esto se acabe definitivamente? Por lo que leo, escucho y metabolizo, creo que mucha gente sigue en un universo o una dimensión distinta, ajenos a la realidad que nos está comiendo.

Si seguimos pensando que matando más cormoranes, echándole la culpa a los descendientes de Flipper por atosigar a los salmones, defendiendo la pesca que algunos se emperran en definir como tradicional o saturando los ríos de ejemplares procedentes de los centros ictiogénicos vamos a lograr recuperar las poblaciones de salmónidos, lo llevamos claro. Lo importante, para algunos, es saber cuántos, cómo y dónde voy a poder seguir pescando salmones; lo peligroso es que igual en una de estas ya no vamos a poder hacerlo.

Por suerte cada vez queda menos gente que piensa en la línea de lo expuesto en el párrafo anterior y poco a poco, más lento de lo que nos podemos permitir, la mentalidad de todas las personas implicadas en el universo salmonero astur ha ido evolucionando hacia postulados más racionales y sostenibles. Entre la primera propuesta formal para elaborar y aplicar un plan de gestión para un tramo de río, concretamente el tramo salmonero del Nalón-Narcea y las capturas de los ríos más orientales de la región se ha contribuido a generar una respuesta global a los cantos de sirena que se escuchan desde determinados colectivos. El grito casi unánime para tomar medidas de manera inmediata me gusta cómo se va afinando.

Evidentemente, debe liderar el proceso quien tenga las competencias en materia de pesca fluvial en Asturias, concretamente la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial. No debería afrontar sola tan importante tarea y debe contar con el respaldo y la colaboración de todos aquellos agentes sociales, colectivos y organizaciones que de una u otra manera están relacionadas con nuestros ríos, los peces o la pesca fluvial. Sin pecar en exceso de optimismo, creo que los hechos se han precipitado de manera natural, realmente un poco inducida siendo sincero. El proceso ya está en marcha.

Ya se ha realizado la primera mesa de trabajo de lo que será el futuro plan de gestión del tramo salmonero del Narcea-Nalón, concretamente el 30 de junio en el salón de actos del Monasterio de Cornellana. Con un éxito de participación sobresaliente (Consejería, Confederación Hidrográfica del Cantábrico, EDP, ayuntamientos ribereños, sociedades de pescadores, grupos parlamentarios, grupos ecologistas, grupos de desarrollo rural…) y con un enfoque realista, constructivo y pensando siempre en positivo, debatimos, compartimos ideas y llegamos a conclusiones. Este es el único camino y repetiremos en septiembre el modelo para hablar de peces y de pesca en Pravia y Belmonte de Miranda.

Por su parte, Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha presentado recientemente en Pravia un plan de actuaciones para el Bajo Nalón que se ajusta perfectamente a muchas de las demandas planteadas en la reunión de Cornellana, incluso a las peticiones históricas de los productores de kiwi para proteger sus vegas, lo que resulta un primer paso muy motivador.

La Dirección General de Medio Natural y Planificación Agraria se ha comprometido a elaborar el plan de gestión definitivo del tramo salmonero del Narcea –Nalón y aprobarlo en esta legislatura. Servirá de modelo a aplicar en el resto de unidades homogéneas de gestión a medio plazo. Paralelamente está elaborando unas directrices de gestión piscícola en el Principado de Asturias que marcarán la orientación para la conservación, uso y disfrute de nuestros ecosistemas fluviales a medio y largo plazo.

Comprendo el escepticismo de muchos, no así el rechazo de otros (cada vez menos), pero los peces y el futuro nos han dado otro aviso, probablemente el antepenúltimo, y creo que la escasez de capturas nos ha forzado a ser realistas y pragmáticos. Pongamos orden y concierto o nos quedamos sin ríos, sin peces y sin pesca.