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José María Ruilópez

Teverga y Gijón, unidos por Aladino

Encuentros veraniegos

El verano rompe por la mitad la estructura mensual del año. Puedes encontrarte a media docena de diplomáticos deambulando por Oviedo, según reporta la gran María José Iglesias en LA NUEVA ESPAÑA, o toparte en los concejos costeros o de interior con antiguos compañeros de estudios tras una comida concelebrada por un sol casi tórrido y una tormenta casi caribeña, compartiendo mantel en "La Chabola", con un acrisolado y de largo alcance interpretativo, incluso allende los mares, como es el cantante de tonada el tenor Juan Antonio López-Brañas, o la templanza en onduladas expresiones de José María Lana, presidente de la Cruz Roja regional; el empuje del verbo radical del ciclista de variados récords nacionales Anselmo G. Magdalena; el puntual cancionero José Luis Alonso; la siempre viva como una planta en flor Marisa F. A, la del Machuelo para todos; la emprendedora, y en su tiempo fundadora del bar "La Corrada" en la Cimadevilla gijonesa, Lilián; el ATS, exconcejal y dominador de los fogones José Alonso; el exalcalde de Teverga y empresario César Arias, de atinado temple y locuaz argumentarlo; Antonio Calzón, empresario y gourmet; Balbino G. Lana, alcalde consorte; las hermanas Maruja y Eugenia; África Rodríguez, poeta en ciernes, hasta treinta y cuatro, con la alcaldesa del concejo, María Amor A. Ardura, interpelada por los creadores del concejo tevergano para que se haga un centro receptor de las obras ofertadas por los naturales para la posteridad tuteladas por el Ayuntamiento, que ella ahora preside, para que dichas obras perduren más allá en el tiempo de los que ahora somos y estamos.

En estos trasiegos veraniego nos llevan a dar con la neuromarketista, el término lo deduzco de marketing a secas, Cristina Matesanz, gijonesa, residente en Zurich, joven y bella, ¿será pecado feminista la segunda adjetivación?, que declara: "el exceso de información cambia el consumo". No se da cuenta la opinante que ahora la información en algunos medios, sobre todo televisivos, es como una red tejida con sobras de restaurante donde muchos rebuscan residuos, no para reciclar, sino para exhibirlos como trofeos en la gincana de la estupidez, porque a renglón seguido me encuentro con una juventud, en especial femenina, empeñada en mostrar un look, aspecto, diríamos en español clásico, un estilo "sun kiss", no se esfuercen en buscar lo que es, se lo facilito, quemarse al sol la napia, es decir, las narices; y los mofletes, o sea, las mejillas. Como no seguí leyendo no sé la finalidad, pero la adivino, "viralizar" la cosa día tras día, algo así como cortar la cinta de la meta antes que los demás.

Todo coincide, media España se quema al sol y el radicalismo iraní por medio de un fanático residente en Nueva York ataca con un arma blanca al escritor Salman Rushdie, y, aunque salva la vida, tiene graves lesiones de las que se va reponiendo. Nunca sabes qué estación es la mejor para sobrevivir a la inflación, a las colas de humanos en el puente laboral más desbordante del año, que en Teverga se celebra con la fiesta de El Cébrano, patrona del concejo, en la ermita a los pies de la peña Sobia, con ramo de roscas (coletas de pan dulce) ancladas a un palo, que se venden bajo subasta pública; y en este día 15 se cierran las fiestas de Begoña en Gijón, o la Asunción en otras latitudes nacionales. Todo un colapso de vehículos, meriendas campestres, paseos en bicicleta y desplazamientos por toda la geografía nacional.

Puestos a fantasear, como si fuera el Aladino del cuento clásico, apareció un genio en forma de restaurante de exquisito menú tevergano, y por allí siguió el retumbar de los fuegos en la víspera de Begoña que abarrotaron el Muro de San Lorenzo con un gentío de variadas procedencias más allá de los límites de la región. Llegó la niebla y el silencio de la tarde. Hubo noche y encuentros imprevistos: el hostelero Abel. G. Terente, el cubanófilo Germán R. Arias, los hermanos Echevarría, de Entrago; Balbino, el de Campiello; Marcelo, catador de vinos; Llamoso, de "La Tasquina". El genio regresó a sus aposentos entre resignado y feliz. Se encogió en el misterio de la lámpara. En un sueño entre marinero y montañoso que le costará un año de letargo.

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