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Manuel Gutiérrez Claverol

La mar de oro

Los nuevos yacimientos auríferos en Asturias

El oro asturiano es conocido desde épocas ancestrales, tal como delatan los hallazgos de objetos elaborados con el dorado elemento químico (collares, pendientes, anillos, etc.) en diferentes dólmenes y castros, de la edad del Bronce y del Hierro. Se han identificado de la romanización, más de un centenar de explotaciones superficiales ("cortas"), repartidas sobre todo por los concejos de Tapia, El Franco, Santa Eulalia de Oscos, Allande, Tineo y Cangas del Narcea; algunas llevan asociadas grandes infraestructuras para la conducción de agua (canales) o su acumulación (depósitos). Los romanos, haciendo gala de un olfato minero sin parangón, fueron capaces de escudriñar las mejores vetas después de batear las cuencas fluviales.

Plinio el Viejo fue el gran divulgador del oro regional en su magna obra "Historia Natural". En ella señala el historiador romano que buena parte del extraído correspondía a Asturias y León. Igualmente, da cuenta de las técnicas de laboreo, relatando que el oro se encuentra en pepitas en algunos ríos y no existe otro más puro, mostrándose pulido por el curso del agua y su frotamiento. Pero el oro se extrae igualmente de otras maneras, bien a través de pozos de mina (minería de interior) o mediante el socavamiento de los montes ("ruina montium").

Un hecho delatador de la importancia de este símbolo universal de riqueza son los frecuentes topónimos alusivos al mismo en localidades o parajes cercanos a su afloramiento (Orúa, Ouría, Valledor, Lavadoira, Ouroso, etc.).

Tras un dilatado lapso temporal resucita el apogeo a mediados del siglo XIX, cuando Agustín Valdés efectuó en 1843 la primera denuncia en Navelgas (Tineo) –en el Archivo Histórico se conserva el documento original con el nombre de "Fortunato" (n.º 315)–. Las denuncias se concentraron en dos momentos del pasado siglo, uno en los años 20 y otro en la década de los 90. A lo largo de ese período es de destacar la existencia de bateadores ("oureiros") que recorrían los ríos occidentales rotando cuencos cónicos para localizar pepitas de oro (en el río Navelgas, afluente del Esva, apareció una de 28,2 gramos).

En la actualidad, la única minería metálica activa que perdura en Asturias se halla en dos yacimientos de oro: Boinás-El Valle (Belmonte de Miranda) y Carlés (Salas), lo que la coloca como un referente en la Unión Europea. La opulencia aurífera existente es de tal magnitud que resulta apetente su prospección, centrándose las investigaciones en Salave (Lagos de Silva, Tapia) –se conjetura podría ser la mina de oro más grande de Europa– y, como se va a describir, en La Ortosa-Godán (Salas). En general, los criaderos están vinculados a ámbitos geológicos muy fracturados y en proximidad a rocas de naturaleza granítica.

La mina de Boinás-El Valle beneficia oro y concentrados de plata, cobre, bismuto, arsénico, antimonio y mercurio, como subproductos. A partir del año 1997 comenzó su práctica a cielo abierto y en 2004 tornó en minería subterránea, con una producción anual estimada en 50.000 onzas del preciado metal. En tiempos recientes se abrió una nueva infraestructura ("pozo Roberto"), permitiendo expandir el beneficio hasta los 440 metros de profundidad.

La mina de Carlés inició su extracción subterránea en 1998 que se mantiene de modo intermitente. La mineralización está asociada con zonas de contacto de una roca ígnea encajada en niveles de caliza, sobre los que genera un especial metamorfismo de contacto (tipo skarn). Acompañan al oro (presenta una ley de 4,28 gramos de oro por tonelada) una paragénesis rica en sulfuros y sulfosales de cobre y arsénico.

Determinadas sociedades canadienses adquirieron en 2007 las instalaciones y derechos mineros en las concesiones de Belmonte y de Tapia, abordando de inmediato campañas de sondeos y galerías de exploración en las mismas. Los descubrimientos obtenidos permiten ampliar sensiblemente las reservas conocidas y acrecentar las zonas explotables. En efecto, se acaba de hacer público que la empresa Orvana Minerals (propietaria del proyecto Boinás-El Valle y Carlés, desde 2009) está entusiasmada con los resultados de los reconocimientos preliminares que está practicando en el área de La Ortosa-Godán, al sur de Salas, a solo unos tres kilómetros de Carlés, lo que podría dar lugar a la tercera mina en Asturias. Desde hace un año ha realizado 2.900 metros de sondeos, logrando descubrir depósitos de oro de alta ley.

Ni que decir tiene que esta actividad ostenta una oposición frontal de aquéllos que apoyan su negativa en base a la problemática medioambiental que tales operaciones conllevan históricamente. Opinión contraria es la de los que justifican el proyecto extractivo y de tratamiento mineral, ofertando una respetuosa metodología ecológica y la creación de puestos de trabajo.

Es el momento de recordar una conocida paremia popular: "El oro bien huele, salga de donde saliere" o aquella otra que vincula asimismo el oro con el sentido del olfato: "Aunque se saque el oro de vil escoria, a todos les huele a gloria".

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