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LNE FRANCISO GARCIA

La semana de los Carlos

Ha sido la semana de los Carlos. De un señor mayor del Reino Unido y de un chavalín de Murcia, ambos coronados en días de elogio y gloria, por bien distintos méritos. El inglés, por herencia materna, va a lucir los atributos regios de la monarquía más mediática del planeta; el murciano, que ya apuntaba a principito, acaba de saltarse varios escalones para asaltar, prematuro, la cúspide del tenis mundial. Carlos I de España le roba las portadas a Carlos III de Inglaterra.

El flujo sanguíneo de uno se colorea de azul, si bien cabría pensar que, a la vista de la pachorra histórica del personaje, pacientísimo Job de las Casas Reales europeas, podría decirse que corre por sus venas un manantial de horchata. El otro, sin embargo, es tipo de sangre caliente, un tsunami impredecible, un potro desbocado. Lo que uno gestiona por la vía de la diplomacia, el otro lo resuelve a raquetazos. Uno acaba de heredar, en su ancianidad, las joyas de la Corona; el mayor tesoro del otro es su juventud. Uno tiene más pasado que futuro; el otro ya es presente y augura un brillante porvenir.

Carlos III y Carlos I, la serenidad frente al desparpajo. El estricto protocolo frente a la informalidad de la insumisión. Donde uno muestra los surcos que excavan las arrugas, el otro no esconde la llamarada del acné. Podrían ser abuelo y nieto y verse las caras en el próximo Winbledon, esplendor en la hierba, con permiso de la Duquesa de Kent. Puede que el monarca, al que siendo príncipe se le ha visto en ocasiones en Palco Real del All England Club, acabe gracias a su homónimo aficionándose al tenis. Como Enrique VIII, que pasaba horas dándole a la raqueta en su casa de Hampton Court.

No ha hecho falta enterrar a Nadal para coronar al nuevo rey del tenis de España. Aquí no ha habido rey muerto y rey puesto: Rafa y Carlitos seguirán entregándonos madrugadas asombrosas con la flexibilidad de sus piernas y la fortaleza de sus brazos. Si coexisten dos Papas y conviven, aún a regañadientes, dos reyes, ¿qué problema hay en que el tenis español lo gobiernen a la vez dos monarcas?

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